Oviedo, J. A. ARDURA

La Universidad ultima la investigación para documentar de la manera más detallada posible las 267 fosas comunes de la Guerra Civil localizadas en Asturias y que están repartidas en más de medio centenar de concejos. Ese trabajo fue encargado hace un año por la consejería de Bienestar Social a Carmen García, profesora de Historia que ya dirigió anteriormente un equipo de trabajo integrado por becarios y que cifró en 21.000 las víctimas de la represión en Asturias.

La pretensión inicial de la Consejería de Bienestar Social era tener ultimado el estudio de las fosas para este mes de mayo tras un primer avance de la investigación realizado el pasado mes de septiembre. Fuentes de ese departamento confirmaron a este periódico que la citada investigación no estará finalizada en el plazo previsto, aunque el estudio se encuentra avanzado pese a la complejidad que entraña recabar testimonios y datos concretos sobre hechos que se produjeron hace más de 70 años, entre 1936 y 1939.

Un portavoz de la Consejería de Bienestar Social precisó que cuando el estudio de la Universidad sea definitivo, se hará público el listado de las fosas y se impulsará un proceso público de consulta, abierto a la participación, mediante alegaciones, de organizaciones, asociaciones, colectivos y personas a título particular. La finalidad de este proceso de alegaciones es perfeccionar el listado. De momento, se conoce que Aller es el concejo con más enterramientos, con un total de 21. Le siguen Lena (19), Piloña (14) y Grado (13).

La intención del Gobierno asturiano es señalizar la ubicación geográfica de cada una de las 267 fosas y aportar la mayor información disponible sobre hechos y datos históricos, además de identificar a las víctimas. «Se trata de primero conocer y luego reconocer», describe de manera muy gráfica Celesto González, de la asociación de Familiares y Amigos de la Fosa Común de Oviedo, asociación pionera en Asturias en el reconocimiento y la dignificación de las víctimas de la contienda. «El estudio pretende la mayor exhaustividad sobre cada fosa. Si fruto de la investigación se conocen los nombres de las víctimas cuyos restos yacen en esas fosas se podrían poner unas placas, para que quede constancia y sirva de reconocimiento», apunta Celesto González.

Las 267 fosas existentes en Asturias están repartidas tanto en cementerios como en prados, montes y hasta en cunetas de caminos y arcenes de carreteras, de ahí la dificultad para identificar a las víctimas. «En algunos casos hay pruebas documentales, en otras hay que recurrir a gente aún lúcida que puede ofrecer datos pero resulta muy complicado», admite el representante de la asociación de Familiares y Amigos de la Fosa Común .

Asturias es una de las ocho autonomías que firmó un convenio con el Ministerio de Justicia para facilitar la identificación y localización de desaparecidos durante la guerra.