Oviedo, E. G.

En el álbum familiar y también en la memoria colectiva de los Fernández-Vega hay abundante información gráfica sobre caza y pesca, dos de las pasiones que acompañaron toda su vida a Luis Fernández-Vega Diego. Su pabellón de caza en la finca de «Campuloto», en Ceceda, es tan espectacular como un tanto intimidante. Lo preside una pareja de elefante africano y servía para que don Luis recordara hazañas y se reivindicara como cazador «en el sentido orteguiano: yo mato para cazar, no cazo para matar». Veintidós safaris por diversos países de África le sirvieron al oftalmólogo asturiano para llevar a cabo la autoedición de una publicación de pequeñas memorias rifle en mano. A él le gustaba enseñar ese pabellón de Ceceda, convertido en el rincón preferido de su paraíso particular.