Tapia de Casariego,

Hacía mucho tiempo que no visitaba Asturias y por eso ha disfrutado enormemente reencontrándose con una tierra que «ha cambiado, pero que sigue siendo igual de bella que siempre». La actriz y cantante Teresa Rabal inició la gira asturiana de «El Circo de Teresa Rabal y Richard Bross» el pasado mayo y ha recorrido buena parte de la geografía regional. No obstante, no le agota el trabajo porque asegura que le gusta mucho el ritmo del circo. Rabal, hija de los actores Francisco Rabal y Asunción Balaguer, se prepara para sus próximas paradas en Navia, adonde llegará mañana tras su actuación en Ribadeo, y en Oviedo, donde estará entre el 10 y el 21 de septiembre coincidiendo con la programación de las fiestas de San Mateo.

-¿Qué tal está yendo su ruta por Asturias?

-Muy bien. Estamos conociendo unos pueblos preciosos y me está gustando porque hacía mil años que no venía a Asturias. Y aún nos quedan Navia y Oviedo.

-Estos días ha estado en Tapia y Ribadeo y ahora le espera Navia. ¿Son diferentes los niños del entorno rural?

-El caso es que es difícil de decir porque en verano hay mucho turista que viene al circo y por eso es complicado discernir. Pero la verdad es que yo siempre digo que los niños son niños siempre.

-Pero será más difícil sorprender a los niños de hoy que a los de hace décadas?

-Pues sinceramente creo que no. Los niños están más preparados, pero cuando les tocas la fibra sensible reaccionan y responden muy bien. Casi mejor que antes.

-Lleva al circo las canciones de siempre. ¿Disfrutan más los padres o los niños?

-La verdad es que los padres disfrutan mucho porque se saben las canciones y es divertido ver cómo los niños se sorprenden con que sus padres lo canten todo y disfruten.

-¿Qué capacidad tiene cada espectáculo?

-El circo tiene capacidad para más de mil personas, pero en sitios pequeños lo ajustamos de tal modo que nos queda espacio para unas seiscientas o setecientas personas. Hay días muy buenos y otros menos, pero en general funciona mejor por semana que el fin de semana. Y, además, es curioso, pero, frente a lo que ocurre en otros sitios, en el Occidente los sábados aflojan mucho.

-¿Cómo es el circo de Teresa Rabal?

-Es un circo tradicional y sin animales. Tenemos grandes números de malabares, acrobacias? Y todo sin presentador, la música guía el espectáculo con una mezcla de canciones y juegos. Es un espectáculo más teatral que circense. Creo que tiene éxito porque es diferente.

-¿El espectáculo del circo necesita evolucionar?

-Creo que cada vez los circos se preocupan más de ello, pero, igual que el mundo del teatro y del cine han evolucionado, el mundo del circo está llamado a hacerlo. Hay proyectos que ya empiezan a preocuparse por la evolución y por la mejora de la calidad del espectáculo.

-¿La evolución debe ir de la mano de la calidad de lo que se ofrece al espectador?

-El circo no tendría que ser diferente a ver un espectáculo en un teatro. El principal problema que tenemos ahora es que no hay legislación específica y desde los ayuntamientos no se facilita el montaje de la infraestructura del circo. Los terrenos en los que nos permiten instalarnos no son adecuados y nos cobran muy cara la instalación. Hay que pensar que un circo no es un edificio que se vaya a quedar para siempre y, en cambio, nos piden una cantidad inmensa de papeleo. La gestión burocrática se ha complicado bastante y es algo que noto con respecto a mi etapa anterior en el circo, hace casi veinte años.

-¿Cuál es la solución?

-Tendría que existir una lucha común de la gente del circo por hacer una legislación y no que nos agobien con tanto papeleo. Es muy importante que la gente del circo se una, algo que no es imposible, pero sí difícil.

-Entonces, los municipios no muestran interés suficiente por los circos?

-En nuestro caso sí que tenemos facilidades, pero en general creo que hay cierto rechazo de la gente. Lo primero que deben tener en cuenta es que no todos los circos son iguales.

-¿En qué reside el éxito de su espectáculo?

-En la seriedad y en que me gustan mucho los niños. Mi trabajo me encanta y eso se transmite.

-¿Destaca algún pueblo de su gira por el Occidente?

-No conocía Tapia y lo he pasado divinamente. Asturias en general es toda bella y, sobre todo, la zona de mar, que es la que más me gusta.

-¿Volverá pronto?

-No creo que el año que viene la gira se haga por Asturias, vamos variando. Este año tocó Asturias y Extremadura.

-Hablando de proyectos de futuro, ¿hasta cuándo seguirá con el circo?

-No lo sé, todavía no lo tengo claro.

-¿Y con los premios «Veo veo»?

-Están parados durante un par de años, ya que con la situación económica actual es complicado seguir. Pero lo retomaremos cuando se pueda.

-Entonces, ¿qué planes inmediatos tiene?

-Es muy posible que siga de gira con el circo, aunque también estoy valorando otros proyectos que tengo en cartera.

-¿El cine es uno?

-No lo echo nada de menos, pero, en cambio, al teatro sí. Tengo ganas de volver al teatro y lo voy a hacer muy pronto, creo que podría ser en cuestión de un año. Soy más mujer de directo que de pantalla.

-Hace poco en una entrevista que le hicieron a su madre en Avilés aseguró que temía que la gente se olvidara de Paco Rabal, ¿qué le parece?

-No estoy de acuerdo. Mi padre quedará para la historia del mundo del cine y no creo que caiga nunca en el olvido.

-¿Lo echa de menos?

-Mucho

-Si tuviera que quedarse con algo, ¿qué fue lo más importante que le enseñó?

-No era amante de dar consejos, pero su propio ejemplo lo era. Cuando empecé me dijo que fuera siempre buena compañera.

Perfil

Teresa Rabal nació en Barcelona en noviembre de 1952, aunque no sólo se siente catalana, sino también murciana y madrileña. Es hija del actor Paco Rabal y de la actriz Asunción Balaguer, con lo que desde bien pequeña estuvo cerca del mundo del espectáculo.

Debutó en el cine con tan sólo 9 años con la película «Viridiana» del cineasta Luis Buñuel. Su debut en el teatro llegó poco después, a los 14 años. Tras una larga trayectoria en cine y teatro, Teresa Rabal probó con la música y grabó su primer disco dedicado a los más pequeños.

Comienza aquí una andadura que la ha llevado a vender más de un millón y medio de discos con grandes éxitos como «Veo, veo» o «Me pongo de pie...». Ahora está volcada en su proyecto circense, donde sorprende a los niños con sus éxitos de siempre.