Oviedo,

David ORIHUELA

Isabel Pérez-Espinosa González-Lobón (Gijón, 5 de enero de 1967) lleva más de media vida en la política, desde que con 16 años se afiliase al PP. En el partido ha ocupado los cargos de presidenta de Nuevas Generaciones en Gijón, secretaria general de la organización juvenil del PP en Asturias y actualmente es vicepresidenta de política municipal, además de segunda teniente de alcalde de Oviedo.

En 1991 entró en las instituciones como diputada de la Junta General, donde ejerció de vicepresidenta (1991-1995) y secretaria de la Mesa (1995-1999). Desde 1999 es concejala del Ayuntamiento de Oviedo, donde se ha convertido en una de las más fieles colaboradoras del alcalde, Gabino de Lorenzo. A pesar de haber caído en desgracia en alguna ocasión en el universo político de De Lorenzo, ha sabido recuperarse y mantenerse firme en defensa de las posiciones del partido.

En lo académico se licenció en Derecho. En su jura como abogada estuvo apadrinada por Sergio Marqués, quien más tarde la llevaría de diputada a la Junta. Continúa colegiada, pero no ejerce.

No es mujer de andarse por las ramas ni ocultar sus pensamientos. Si lo pretende, el gesto la delata. Prueba de ello son los enfrentamientos dialécticos que ha mantenido con Paloma Sainz, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Oviedo y su íntima enemiga, tanto en las sesiones plenarias como en actos oficiales a cuenta del protocolo.

Su vida se divide entre Oviedo, donde lleva viviendo 16 años, y Gijón, donde vive parte de su familia. Allí pasa los fines de semana refugiada en la casa familiar, en la que se reúne con sus padres y sus tres hermanos, todos menores que ella, o en sus largos paseos por La Providencia acompañada tan sólo de un Ipod con música elegida por su hijo de 15 años, fruto de su primer matrimonio. Más tarde se casaría con Agustín Iglesias Caunedo, actual primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Oviedo, del que está divorciada.

Gijón es ciudad de descanso y disfrute, pero también fue el lugar en el que comenzó todo, en la vieja sede de los populares en la calle Corrida en la que conoció a Francisco Álvarez-Cascos cuando aún no era secretario general del PP. Allí empezó colaborando en campañas que poco tienen que ver con la que se le podría venir encima. Eran años de meter en sobres papeletas y pegar carteles.

Siempre que tiene ocasión recuerda que entró en política por vocación y no por dinero, ya que cuando llegó a la Junta General no había sueldos y aún menos dedicaciones exclusivas, aunque sí dietas. Ahora, reconoce, cobra más que la media de los trabajadores. Lo dijo públicamente cuando explicó que era la cabeza de una familia monoparental que habita un piso de dos habitaciones.