Oviedo, Marcos PALICIO / Raquel L. MURIAS

Rafael Fernández Álvarez, el primer presidente del Principado, falleció en la madrugada de ayer en su domicilio de Oviedo a los 97 años de edad, cerrando tras de sí el primer capítulo de la última historia democrática de Asturias. Figura clave en la transición, el histórico socialista pilotó la mudanza hacia la democracia como presidente de los dos primeros gobiernos del Principado, de 1978 a 1983. Hasta 1982 dirigió el Gobierno de la preautonomía -el Consejo Regional de Asturias, órgano transitorio creado por el Gobierno de la UCD- y de ahí a las elecciones autonómicas de mayo de 1983 encabezó el primer gabinete desde la promulgación del Estatuto de Autonomía.

Aquejado del mal de Alzheimer y ya sin memoria para recordar la trascendencia en la historia reciente de Asturias que ayer le reconocían políticos de todo signo, Fernández vivió sus últimos años al cuidado de su segunda esposa, Belén Torrecillas, con la que se casó hace 14 años. Antes, había tenido cinco hijos, dos de ellos ya fallecidos, de su matrimonio con Purificación Tomás, de la que enviudó en 1990. El ex presidente asturiano será incinerado hoy en la más estricta intimidad por expreso deseo suyo y de su actual esposa, Belén Torrecillas, y sus restos mortales descansarán al lado de los de su primera mujer en el cementerio de San Salvador, en Oviedo. «Mi padre siempre quiso que sus cenizas se uniesen a las de mi madre, y así se hará, veinte años después de la muerte de ella», explicaba ayer en el tanatorio el mayor de sus hijos, Rafael Fernández Tomás.

Ovetense de 1913, jurista titulado por la Universidad de Oviedo y con estudios adicionales de Economía en Bruselas y París, Rafael Fernández ingresó en las Juventudes Socialistas antes de la mayoría de edad, en 1930. Asumió las carteras de Hacienda y Justicia y Orden Público en el Consejo Interprovincial de Asturias y León, creado por la República, y tras abandonar Asturias en 1936, al final de la guerra civil inició un largo exilio en México.

Ocupó escaño de senador antes y después de sus cinco años como presidente del Principado y al final de su extensa carrera política, ya octogenario, presidió el Consejo de Comunidades Asturianas y la Fundación Archivo de Indianos. Del reconocimiento por encima de las afinidades ideológicas daba fe ayer el ex presidente del Principado Sergio Marqués, que lo fue por el Partido Popular desde 1995. Rafael Fernández presidía entonces el Consejo de Comunidades «y recuerdo una entrevista en mi despacho para pedirle que continuara en el cargo», relata. «Me dijo: "¿Qué quieres que haga yo ya, si tengo más de 80 años?"». Aceptó, siguió, y ese fue uno de sus últimos cargos públicos.

El hijo mayor del ex presidente recibió la multitud de expresiones de condolencia asegurando que la muerte de su padre no es para él nada traumática, ya que «cuando tu padre vive 97 años y se va como un pajarito, durmiendo, yo estoy satisfecho». Él fue el único de los cinco hijos del histórico político asturiano que se pudo acercar a despedir a su padre, ya que vive en Gijón, mientras que los otros dos, Víctor Manuel y Jorge, residen en México. También estaba en el velatorio su actual esposa, Belén Torrecillas, en todo momento en un segundo plano. Ambos recibieron las condolencias de diversas personalidades del mundo de la política que se acercaron al tanatorio para dar el último adiós al primer presidente asturiano, un hombre del que todos ensalzaron su carácter conciliador y respetuoso. «Mi padre fue un hombre bueno, honesto que siempre nos enseñó a vender nuestro trabajo para comer. Así lo hizo él y así lo hicimos sus hijos. Un día, camino del colegio, nos dijo que él nunca nos dejaría dinero, que nos dejaría estudios, y así lo hizo. Todos hemos sacado adelante nuestra carrera».

Las manifestaciones de duelo y agradecimiento recorrieron ayer todo el espectro político, con unanimidad aquí entre izquierdas y derechas. Entre los que acudieron al tanatorio de Los Arenales a reconfortar a la familia, el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, lamentó la pérdida de «un referente del exilio político y de la reconciliación» y de un hombre «siempre discreto, siempre dialogante» del que «me constan en primera persona los esfuerzos que hizo con otras fuerzas políticas e instituciones asturianas para provocar un clima de consenso y de fortalecimiento de un sistema por el que habíamos luchado tantos años». El presidente de la Federación Socialista Asturiana y candidato a la presidencia del Principado Javier Fernández aprecia, asimismo, en el ex presidente regional «todo un símbolo que defendió sus ideas republicanas y que después del exilio nunca miró hacia atrás con ira, que siempre defendió la concordia».

«Personas como él», asegura el presidente del Partido Popular en Asturias, Ovidio Sánchez, «son las que lograron la transición y la buena democracia que tenemos en España», mientras que el coordinador general de Izquierda Unida en Asturias, Jesús Iglesias, aportó la certeza de que «su larga trayectoria personifica la puesta en marcha del estado de las autonomías».

En una declaración institucional, la Junta General del Principado reconoció en Rafael Fernández a «un hombre siempre coherente con sus ideas», a «un símbolo de la democracia por su honradez, generosidad y por una conducta siempre presidida por el espíritu de concordia, tolerancia y reconciliación».

Fernández ejerció también como patrono de la Fundación Príncipe de Asturias desde los inicios de la institución y por eso su directora, Teresa Sanjurjo, se sumó a las muestras de pesar invocando la sensación de que el ex presidente del Principado contribuyó «decisivamente» a que el sueño de esta institución «pudiera convertirse en la exitosa realidad que es hoy».

A la capilla ardiente se acercaron también ayer, entre muchos otros, Antonio Trevín, delegado del Gobierno en Asturias y ex presidente del Principado; la presidenta de la Junta General, María Jesús Álvarez; Pedro Blanco, que fue consejero en uno de los gobiernos de Rafael Fernández; el diputado nacional del PSOE Álvaro Cuesta; el secretario general de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo, Alfredo Carreño; el periodista y escritor Juan de Lillo o el presidente de Alsa José Cosmen Adelaida.