Tiempos hubo en los que ingresar en un hospital equivalía a entrar en un túnel en el que el tiempo se detenía. Estar hospitalizado suponía perder cualquier contacto con el exterior, salvo las fugaces noticias que traían las visitas:

-¿Qué tal día hace?

-Frío. A la sombra no hay quien pare. Se está mejor aquí dentro.

Se acabó el aislamiento. Eso es, al menos, lo que promete el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) que se construye en los terrenos ovetenses de La Cadellada y que, según las previsiones actuales, debería entrar en servicio a lo largo de 2012.

El nuevo HUCA será punto com. No hará falta ir para allá cargando con el ordenador personal. Cada cama -y el HUCA estará dotado de 1.039- dispondrá de un brazo articulado con un monitor que facilitará al usuario toda aquella información referida a su situación de paciente hospitalizado. A su vez, la pantalla abrirá un abanico de posibilidades de comunicación y entretenimiento inimaginables en los actuales centros sanitarios de la región (y seguramente en la mayoría de los hospitales españoles). Y, como tercera faceta, hará las veces de bloc de notas del médico, que sobre el propio monitor actualizará la historia clínica del enfermo al que acaba de examinar e introducirá las instrucciones que deben seguir las enfermeras con cada paciente.

«A través del monitor, al usuario se le comunicarán datos de interés, como el menú del día, la medicación que ha de tomar o consejos genéricos de salud pública», explica José María González Gancedo, vicepresidente de Gispasa, empresa pública responsable de la construcción del HUCA.

La vertiente de entretenimiento tendrá un pequeño inconveniente: no será gratis. Habrá que pagarla, como ahora sucede, por ejemplo, con los televisores en los hospitales. «Lo normal es que haya una empresa explotadora que gestione este tipo de servicios», precisa González Gancedo. Además de dar acceso a canales de televisión, a internet y a toda la constelación de posibilidades que la red ofrece, el brazo articulado incluirá teléfono y cámara web, lo que permitirá mantener conversaciones mientras se observa al interlocutor.

La utilidad del monitor para el personal sanitario se enmarca en la grandísima novedad que implicará el denominado «hospital sin papeles». Tal expresión pretende no ser un concepto vacío, sino una realidad palpable: «Todo en pantalla».

La aspiración del Gobierno regional consiste en que el funcionamiento del centro sanitario sea esencialmente digital. Como ejemplo de consecuencia práctica, tal vez ya no sea necesario relatar al médico por enésima vez que uno padeció de paperas cuando era pequeño. Con un poco de suerte, el facultativo dispondrá de todos esos datos, y de muchos más, en su pantalla.

A la vista de la innovadora dotación tecnológica, que se sumará a las espléndidas vistas del Aramo que regalarán las habitaciones del Hospital Central de Asturias (y del Naranco, desde algunos pasillos), la gran pregunta que comienza a plantearse es si algunos pacientes no preferirán estar en el hospital antes que volver a su casa.

Por lo demás, las obras del HUCA avanzan. A buen ritmo, según los dirigentes de Gispasa. Tanto las interiores como las de urbanización del entorno. La superficie total del recinto roza los 190.000 metros cuadrados, y la parcela sobre la que descansa frisa los 365.000. Dispondrá de 68 ascensores. Las 121 camas de cuidados intensivos estarán ubicadas en boxes individuales, con la consiguiente ganancia de intimidad.

Ya empiezan a ser abundantes los rincones del recinto que ofrecen unas notables perspectivas, y otros que prometen utilidades quizá no planificadas en el primer momento. Un paradigma de esto último es el amplísimo vestíbulo del edificio de consultas externas. «Se estima que por aquí pasarán unas 6.000 personas al día», indica el vicepresidente de Gispasa acerca de un espacio que parcialmente aprovechado, por ejemplo, como sala de exposiciones puede convertirse en un escenario muy disputado por muchos artistas. ¿Terminará siendo el HUCA un hospital sin papeles pero lleno de lienzos?