Ex directora general de Planificación y Centros

Oviedo / Gijón, Luis ALONSO

María Jesús Otero levanta pasiones. Buenas y malas. De su «buen corazón», su «enorme humanidad», su «solidaridad con los necesitados» y su «bondad» dan fe algunos de los ex alumnos de esta maestra de pueblo con pinta de monja que ha dedicado veinte años de su vida a la gestión en el área de Educación; pero ésa es sólo una de las dos caras de María Jesús Otero. La otra es la que le ponen algunos de sus vecinos llaniscos, que la apodan desde hace muchos años «la Roldana». O la que se le ha puesto en buena parte de los centros educativos de Asturias, donde se la conoce como «la de les perres» o «la que corta el bacalao» en la Consejería de Educación.

María Jesús Otero era maestra en Nueva de Llanes cuando su amigo Antonio Trevín hacía lo propio en Hontoria, el pueblo de al lado, como quien dice. Ambos formaban parte del que en Llanes se conocía como el «clan de los maestros», un grupo de amigos, mayoritariamente docentes, que, en los primeros años ochenta del siglo pasado se reunían, entre otras cosas, para hablar de política. De aquellos encuentros, en los que María Jesús Otero siempre ocupó un segundo plano, saldría la estrategia que llevó al PSOE a conquistar el poder en Llanes, concejo conservador por antonomasia hasta entonces, con Trevín como principal espada.

Antes de aquella histórica victoria sobre la derecha, el maestro Trevín fue llamado para sustituir a Vicente Álvarez Areces como delegado provincial de Educación. Corría el año 1986 cuando llegaron a Oviedo Trevín y María Jesús Otero, una mujer de fuertes convicciones religiosas, que perteneció al Instituto Misionero Seglar, con sede en la ovetense calle de Foncalada. Aquella mujer no era monja, pero casi.

De la Dirección Provincial de Educación pasó la llanisca a la consejería del ramo, donde ya casi siempre fue de la mano de José Luis Iglesias Riopedre. O al revés.

María Jesús Otero, mujer con enorme capacidad de trabajo, tuvo mucho que ver con la creación de escuelas taller en Asturias, especialmente con la de Llanes, la tercera que funcionó en España. Muchos vecinos afirman que entonces empezó a acumular patrimonio. Es verdad que ha pasado de tener un Ford Fiesta beis a conducir un Audi de lujo, pero en cuestión de propiedades inmobiliarias, en el concejo de Llanes, sólo aparece como titular de nueve fincas, cuatro de las cuales se corresponden con su casa de Lledías. Otra de sus propiedades es una plaza de garaje y un trastero en Llanes. Y las otras cuatro son pequeñas fincas rústicas. Ni rastro de los lujosos apartamentos turísticos de Posada y Poo, cuya propiedad le atribuyen algunos convecinos. Tampoco aparece María Jesús Otero ni como administradora ni como apoderada de sociedad o empresa alguna en el Registro Mercantil.

El registro de la propiedad de Llanes remitió los datos sobre las inscripciones registrales de María Jesús Otero a la Brigada de Delincuencia Económica de la Policía Judicial de Gijón, que, mediante un oficio, había solicitado esa información el pasado día 17.

María Jesús Otero, mujer que siempre ha estado muy comprometida con diversas ONG, ha ocupado altos cargos en la Administración desde 1986 hasta hace cinco meses, con la salvedad del período que va de 1995 a 1999, cuando gobernó en Asturias la derecha. Entonces volvió a la docencia. Su último destino fue la Escuela de Adultos de la costa del oriente, aunque nunca llegó a ocupar la plaza. El 5 de agosto de 2010 era destituida por Riopedre minutos antes de que éste dimitiera por «razones de salud».