Oviedo, Raquel L. MURIAS

Las principales sociedades de pesca de Asturias aseguran que, como mucho, un 20 por ciento de los aficionados de la región optan por la modalidad de captura y suelta en los ríos asturianos; es decir, la pesca sin muerte. Este domingo comienza la temporada de pesca salmonera con muerte, después de un mes y medio en el que los aficionados tuvieron que devolver todo lo que pescaban al río.

Este es el nuevo modelo de pesca que la Consejería de Medio Ambiente intenta instaurar en Asturias desde que en 2010 aprobó la primera normativa que ponía restricciones a la muerte de los salmones, una decisión que se tomó para poner freno a los pésimos datos de la capturas que se venían repitiendo durante los últimos años y que tocaron fondo en 2009, cuando sólo se sacaron 356 salmones de las riberas asturianas. Hay que cambiar el modelo de pesca si se quiere garantizar el futuro de la especie, pero según explican desde las principales sociedades de pesca, ese cambio de mentalidad no es sencillo.

Avelino Menéndez, vicepresidente de la Real Asociación Asturiana de Pesca Fluvial, un colectivo que ronda los 3.000 socios y que es el más antiguo de España, explica que «en nuestra asociación calculamos que entre el 20 y el 25 por ciento de los socios practican la modalidad de pesca sin muerte». Sin embargo, Menéndez matiza que hay que diferenciar. «Aunque los jóvenes no ponen problemas para sumarse a la nueva técnica de la captura y suelta, los que son más mayores se muestran muy reticentes al cambio, y es necesario hacerlo si queremos garantizar la presencia del salmón».

Desde la sociedad de pesca Las Mestas del Narcea, su presidente, Celestino Pérez, ofrece un dato: «Yo creo que como mucho el quince por ciento de los asociados practican la pesca sin muerte». En este colectivo, que aglutina unos mil doscientos socios, defiende la promoción del nuevo modelo de pesca para garantizar el futuro del salmón, pero reconocen, tal y como hacen desde la Real Asociación, que «cuesta mucho que la gente mayor opte por este modelo de pesca». Así, en la Socala del Esva, con 600 socios, «nadie pesca sin muerte porque todos somos mayores», dice el presidente del colectivo.

No es Asturias la primera región en adoptar esta medidas. Países con una gran tradición salmonera como Noruega llevan muchos años apostando por la pesca sin muerte. «Aquí no se practica, yo creo que en El Esmerillón, como mucho, irían cinco o seis pescadores a pescar sin muerte en lo que va de temporada», explica Antón Caldevilla, presidente de la mayor sociedad de pesca del oriente de Asturias, con casi 1.400 socios.

Pero hay otras sociedades más pequeñas que siempre se han posicionado en las filas del conservacionismo, que tienen porcentajes más altos de esta nueva práctica deportiva. Desde las Fuentes del Narcea, su vicepresidente, Román Herrero, asegura que «nosotros somos 524 socios y practicamos la pesca sin muerte al menos la mitad». La sociedad de pescadores El Marabayu, de Aller, con 500 socios, no tiene datos tan optimistas. Lo explica José Luis Augusto, miembro de la junta directiva y pescador de la modalidad de captura y suelta. «Yo calculo que en torno al quince por ciento de nuestros socios optan por la pesca sin muerte y también notamos que son los jóvenes los que mejor se adaptan a esta modalidad».

Que los veteranos que vivieron la época dorada del salmón en Asturias apuesten por pescar y no matar el pez resulta complicado, pero consideran que el cambio es necesario. Otra cosa es que los aficionados reclamen también que la Administración ayude y mejore zonas de freza, reduzca el número de cormoranes, luche contra los furtivos y acondicione las riberas.