La osa «Lara», que apareció malherida en la localidad de Larón, en Cangas del Narcea, el pasado 7 de abril con una enorme dentellada en un costado, está «mucho mejor», según fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, y lista para volver a su hábitat natural, según los expertos. De hecho, desde el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) consideran que la osa ya «debería haber sido reintroducida». Así lo explica el presidente de este colectivo, Roberto Hartasánchez, que cree que «la osa ya tendría que estar liberada, el tiempo que pasa encerrada estando ya recuperada corre en su contra, lo prioritario ahora es soltarla», sostiene.

Desde la Fundación Oso Pardo (FOP), su presidente, Guillermo Palomero, también mete prisa a la Consejería. «Esperamos que se nos convoque lo antes posible, en los próximos días, para decidir el lugar exacto en el que se llevará a cabo la reintroducción, que espero se decida con el consenso de todas las partes, tal y como se hizo con "Villarina"», concreta Palomero. Lo normal, y teniendo en cuenta la experiencia de reintroducción de «Villarina», que regresó con éxito a vivir a los montes de Somiedo, de los que había salido tras aparecer en una cuneta, y tras casi cinco meses en contacto con los humanos, es que la liberación de la osa se decida entre la Consejería, los veterinarios, el FAPAS y la FOP. «Y la decisión no debería alargarse más», apunta Palomero, que a renglón seguido añade que «aunque su vuelta haya coincidido con cambios en el Gobierno regional, la osa manda más, y hay que actuar lo antes posible».

Han pasado casi dos meses desde que «Lara» fue trasladada a una clínica veterinaria en Oviedo para tratarle la enorme herida que tenía en un costado. Los veterinarios tuvieron que coserle más de cien puntos de sutura y, además, aplicarle un tratamiento para frenar la infección, dado que la osa ya tenía gusanos alojados en la zona de la dentellada. Durante este tiempo el animal ha mejorado, ha ganado peso y está fuera de peligro, con lo que sólo falta el alta oficial de los veterinarios para devolverla al monte. Cuanto más tiempo pase fuera de su hábitat natural, más difícil será que la operación se resuelva con éxito, dado que el animal podría acostumbrarse al que es ahora su estilo de vida, donde está en contacto con los humanos, que le cuidan y le dan alimentos a diario. Ahora, queda también por resolver la incógnita de conocer cuál será el lugar elegido para devolver a «Lara» al monte. Hartasánchez ya se posicionó defendiendo que la osa debería llevarse a la población oriental, donde los datos de recuperación de la especie no son tan optimistas como en la población occidental, de donde salió. Se necesitan híbridos de las dos poblaciones, ya que los osos que habitan en la zona oriental comparten descendencia genética, lo que conduce a la endogamia, que no favorece a la especie.

En el año 1989 comenzaron los trabajos para la recuperación del oso pardo cantábrico en Asturias, Castilla y León, Galicia y Cantabria. Se calcula que hoy habitan en la cordillera unos 200 osos y 150 de ellos forman parte de la población occidental, que se distribuye por el alto Sil leonés, Lugo y Asturias. La población oriental o subgrupo oriental se extiende entre Palencia y Cantabria.