Oviedo, José A. ORDÓÑEZ

El Ministerio de Fomento pisa a fondo en las obras de la Autovía del Cantábrico (A-8) en Galicia. José Blanco, titular del ramo, acaba de asistir a la entrada en servicio de un nuevo tramo de la Transcantábrica en su comunidad natal. Se trata del trayecto entre las localidades lucenses de Vilalba y Touzas, de nueve kilómetros de longitud y un coste de 45,3 millones.

Blanco se ha comprometido personalmente a que los tramos de la Autovía del Cantábrico en su tierra estén listos el año que viene y, como consecuencia, el avance de las obras en la comunidad vecina ha sido de lo más intenso en los últimos meses. Una clara contraposición a lo ocurrido en los lotes asturianos, donde las paralizaciones y ralentizaciones han sido continuas.

Cuando el Ministerio de Fomento anunció hace más de un año el plan de recorte de obra pública para contribuir a las políticas de reducción del déficit público, la Transcantábrica tenía pendientes unos cien kilómetros, repartidos casi a partes iguales entre Asturias y Galicia. Pues bien, desde entonces en el Principado no se ha abierto ni un kilómetro de nueva vía, mientras que al otro lado del Eo quedan poco más de 18 kilómetros para que todos los tramos estén abiertos al tráfico. Y aun más. Si Blanco repite sin cesar que esos lotes galaicos estarán listos el año que viene, en Asturias hay tres tramos que no tienen siquiera fecha oficial de conclusión. Se trata de los de Unquera-Pendueles y Pendueles-Llanes, en la comarca oriental, y del Otur-Villapedre, en el Occidente. En conjunto suman en torno a 30 kilómetros de longitud. Sí que hay calendario, en cambio, para los lotes de Navia a Tapia (11,9 kilómetros) y de Muros de Nalón a Las Dueñas (8,2 kilómetros). Según el secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, ambos trayectos estarán a disposición de los conductores antes de las elecciones generales de marzo de 2012.

Frente al escaso ritmo de las obras en la mayor parte de los lotes asturianos, o a la paralización absoluta del Unquera-Pendueles, la Transcantábrica se ha convertido en una obra de alta velocidad en tierras gallegas. Según fuentes de Fomento, tras la entrada en servicio del lote de Vilalba a Touzas, ya está activo el 80 por ciento del trazado total de la Transcantábrica en esa comunidad. Además, se ha cerrado el trazado de 41 kilómetros entre Baamonde y Abadín, lo que, según los portavoces ministeriales, «supone una gran mejora, tanto funcional como de seguridad vial o en tiempos de recorrido».

Los 18 kilómetros de la vía transcantábrica que están pendientes en territorio de Galicia se reparten entre los lotes Lourenzá-Mondoñedo, Mondoñedo-Lindín y Lindín-Careira.