Oviedo, L. Á. VEGA

Los catedráticos de Derecho Público Francisco Sosa Wagner (a su vez eurodiputado de UPyD) y su esposa, Mercedes Fuertes, diseccionan en su libro «Bancarrota del Estado y Europa como contexto» (Marcial Pons) la apurada situación de las arcas de la Administración, producto de un despilfarro de años, y apoyan un Gobierno económico fuerte de la Unión Europea para acabar con una forma de hacer política que deja «sin camisa» a los ciudadanos.

l Nada nuevo bajo el sol. Una primera idea que gravita en el libro de Sosa Wagner y Fuertes es que los problemas que arrastra el Estado, los propios de una Administración acostumbrada «a gastar más de lo que ingresa de manera frívola», no son precisamente nuevos. La «insolvencia como método» se remonta al siglo XVI, con la bancarrota de Felipe II. «El problema cobra una dimensión distinta en el XIX, en el que se intenta "el arreglo de la deuda", la igualación y el equilibrio presupuestario a lo largo de todo el siglo, sin conseguirlo», señala Sosa. Y se ensayan salidas como la desamortización y otras más destructivas para el Estado.

l El Estado «en almoneda». La necesidad de reducir el déficit y obtener liquidez movió al Gobierno a llevar a cabo el tipo de «medidas destructivas» que tomaban los gobiernos del pasado en las bancarrotas. Ahora, alguno de los jalones de esa «vuelta a la historia»:

l Venta de Aena. Una de estas medidas es la venta parcial de Aena, el ente gestor de los aeropuertos españoles. «Ha sido un proceso atropellado en el que no se han tenido en cuenta los problemas jurídicos y de gestión que plantea. A día de hoy no se sabe en manos de quién quedarán las pistas y las torres de control», indica Fuertes. La vía abierta puede llevar a la privatización de los aeropuertos. «Hay infraestructuras que deben continuar siendo de dominio público», añade.

l La fortuna, privada. En su obsesión por la liquidez, el Gobierno planteó vender Loterías del Estado, fracasada al quedar sin comprador, pero que hubiese privado al Estado de una fuente de financiación segura. Es una joya de la corona, y «sigue teniendo beneficios, a pesar de la crisis», indica Fuertes.

l La factura de la luz, a oscuras. Suma y sigue. Los profesores señalan que, en vez de abordar definitivamente el déficit tarifario, «se está acudiendo a los mercados para titulizar la deuda con las eléctricas», lo que se traducirá en mayores costes. «Nos subirán la luz por una muy mala gestión», señala Fuertes.

l El marasmo autonómico y local. El tándem Sosa Wagner-Mercedes Fuertes dedica especial atención a las autonomías, «que han hecho cosas que estaban bien, pero también cosas descabelladas, auténticos disparates, como aeropuertos sin aviones o una Universidad en cada provincia», indica el catedrático. «El Gobierno debería haber preguntado en qué se estaba gastando el dinero», añade Sosa. Pero no sólo el Gobierno. «Los sistemas de control, el Tribunal de Cuentas y los órganos fiscalizadores han fallado, se ha acabado prácticamente con el sistema de intervención municipal», asegura. Y se ha impuesto «una atolondrada forma de hacer política, que comenzó en la época de Aznar, pero que alcanzó su paroxismo en la segunda parte del Gobierno de Zapatero», señala. Los excesos cometidos por las autonomías hay que explicarlos por el deseo de «crear una nueva red clientelar» y «por equipararse al Estado central y a las autonomías de primera categoría», indica Fuertes.