Aprovechar la crisis para reestructurar la educación superior española. La directora de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), la gijonesa Zulima Fernández, dedicó ayer parte de su intervención en una mesa redonda sobre la reforma universitaria organizada por la Facultad de Economía y Empresa a solicitar una «reorganización y reducción» de las titulaciones superiores, que son más de cinco mil en todo el país. La catedrática de Organización de Empresas de la Carlos III de Madrid pidió una «reflexión acerca de la necesidad de esta enorme variedad» e instó a acabar con la «asimetría» actual entre grados similares. Por su parte, el rector de la institución académica asturiana, Vicente Gotor, solicitó un «pacto de Estado» de cara a la nueva legislatura que permita afrontar con garantías la recta final para la adaptación al «plan Bolonia».

«La crisis debe hacernos repensar muchas cosas y, por eso, creo que es un buen momento para abrir un debate en torno a la enorme cantidad de titulaciones que imparten nuestras universidades», indicó Fernández, que abordó algunos de los retos de la ANECA, a la que llegó hace dos años y que se encarga de evaluar la calidad de los estudios superiores, así como de validar los grados aprobados por las comunidades autónomas a instancias de las universidades y de acreditar a los titulares y catedráticos para la labor docente. «Creo que tenemos que mejorar nuestra función porque a veces nos resulta muy complicado compaginar los reales decretos que regulan esta misión, por lo que haría falta también cierta homogeneización legislativa», indicó.

Por su parte, el catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Mariano Fernández Enguita, alertó de la excesiva duración de la vida académica de un alumno español, «que ronda nada más y nada menos que los quince años». Y advirtió de la «aversión al trabajo y a la Formación Profesional» que caracteriza a la sociedad.

Por último, José García Montalvo, catedrático de Economía de la Pompeu Fabra de Barcelona, censuró la proliferación de universidades «en cada rincón del país» y señaló que «vivimos en una sociedad sobrecualificada», lo que genera frustración a muchos trabajadores, que «ocupan puestos por debajo de su formación».