Oviedo, L. Á. VEGA

Los notarios están encantados con poder casar, si finalmente llega a entrar en vigor la propuesta del ministro de Justicia, Ruiz-Gallardón, para que los fedatarios públicos formalicen matrimonios y divorcios de mutuo acuerdo. Eso sí, como asegura un notario asturiano, no piensa vestirse de cura para dar fe de los matrimonios. «No vamos a poner capillas, ni bandas de música», añade el mismo fedatario, quien reconoce que todo este asunto puede sonarle cómico a la gente.

El caso es que los notarios ya certifican algunas uniones de pareja, concretamente las de hecho, que, aunque no tienen los mismos derechos que los matrimonios, para algunos pueden resultar muy parecidas. «A mí me encantan estas cosas, las bodas me parecen algo muy divertido, con la gente tan enamorada», asegura el notario gijonés Ángel Luis Torres. «Cuando hacía las parejas de hecho, incluso les invitaba a una botella de champán, para romper un poco el hielo. Era un poco frío, allí los dos solos. Ahora va más gente a esos actos», añade este mismo notario. «Y los divorcios también pueden ser entretenidos», apostilla.

Este notario gijonés comenta incluso que le hizo ilusión dar fe, por primera vez en su carrera, de la primera pareja de hecho homosexual. «Era un diplomático que quería hacerse pareja de hecho para poder pagar el viaje a su pareja. Eran dos personas educadísimas y estuve encantado», añade.

Los notarios se preguntan por qué no van a poder casar. «El matrimonio es un contrato entre dos personas. Es lógico que pueda formalizarse ante un notario. Puede estar bendecido por la Iglesia o por el Estado. Es de lo más normal que se pueda hacer en una notaría, ahora que se ha perdido toda la parafernalia y se trata en ocasiones de un mero trámite», añade el notario Ángel Luis Torres, quien asegura que, de llevarse a cabo, no será muy caro.

El caso es que no todo el mundo parece muy convencido de que los notarios puedan casar. Se ha apuntado que puede haber problemas respecto a los matrimonios con extranjeros, cuyo escrutinio para evitar uniones de conveniencia corresponde a la fiscalía. Pero hay quien además considera que, si al final el matrimonio se equipara a la celebración de un contrato puro y duro, se pierde mucho. «Me parece un poco deprimente que un matrimonio se resuelva en un pacto, como quien suscribe un contrato de teléfono», confiesa el sacerdote Gaspar Muñiz, párroco de Colunga.

Romanticismos aparte, el caso es que la ley ya recoge algo muy cercano. Según el notario gijonés Ángel Aznárez, «el Código Civil establece que los cónsules de España en el extranjero, como fedatarios que son, autorizarán los matrimonios entre españoles, o de un español con un extranjero». Por tanto, «alguna relación se apunta ya en la ley».

Aznárez opina que la posibilidad de que los notarios puedan formalizar matrimonios y divorcios de mutuo acuerdo «es una decisión del Parlamento, que tiene que cambiar el Código Civil, y que tendrá que ir precedido de un debate social que es positivo». No obstante, Aznárez rechaza de plano los argumentos hipócritas. «No estoy dispuesto a recibir lecciones de quienes cobran 300 euros por hacer algo por lo que yo cobro 30 euros», sostiene.

Otro conocido notario gijonés, que prefiere mantener el anonimato, asegura que, «en otros países, como Cuba, casan los notarios y los secretarios judiciales». La posibilidad de formalizar matrimonios es perfectamente factible: «Somos funcionarios, tenemos tiempo y puede ser más barato. Sería mucho más económico para los usuarios y además se quitaría carga judicial. A mí no me importaría hacerlo», añade. Según este notario, el matrimonio en una notaría podría costar 30 euros, como otros trámites similares, como las capitulaciones matrimoniales, «un coste nimio». Eso, sí, no habría ceremonia.