Esta información ha sido elaborada por: A. SERRANO (Luarca), C. BASTEIRO (Mieres), E. PELÁEZ (Langreo), L. CAMPORRO (Aller), J. ORDÓÑEZ (Oviedo)

El temporal de lluvia dejó anoche a Asturias con el agua al cuello. Tras una tarde de vertiginosa crecida del cauce, la situación más preocupante se vivía al cierre de esta edición en la ribera del Sella, donde estaba todo preparado para una evacuación del Hospital Comarcal que parecía inminente. La Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) tenía decretado el estado de alerta. Según el alcalde parragués, Marcos Gutiérrez Escandón, el nivel del río en Arriondas alcanzaba los cinco metros de altitud a las diez y cuarto de la noche. El índice crítico de riesgo de inundaciones está fijado en 5,5 metros. Seguía lloviendo.

Por la mañana, y por precaución, se trasladó el equipamiento del sótano del centro sanitario de la comarca oriental, en el que está la unidad de hemodiálisis. Además, quedaron suspendidas las clases tanto en el colegio público como en el centro de Secundaria de Arriondas. A última hora de la tarde visitó el concejo, para interesarse por la situación y «acompañar al pueblo parragués», el secretario general de la FSA, Javier Fernández, que no entró a valorar la respuesta del Principado ante la emergencia. Pasadas las diez de la noche llegó al Hospital de Arriondas el presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos. El delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, se reunió por la tarde en Oviedo con mandos de la Guardia Civil y de la Confederación Hidrográfica.

Por la mañana, junto al consejero de Salud, José María Navia-Osorio, ya había estado en la capital parraguesa el director general de Interior, Salustiano García, quien lanzó un mensaje de tranquilidad y aseguró que no había riesgo de nuevas crecidas.

En Cangas de Onís, en torno a las diez de la noche, el nivel del Sella, con un caudal de 500 litros por metro cuadrado, superaba los seis metros de altura, muy por encima del nivel máximo de alerta y con amenaza de desbordamiento en algunos puntos. En Ribadesella, los vecinos no descartaban que se produjeran inundaciones de madrugada, coincidiendo con la marea alta. Anoche el agua cortó el acceso a L'Alisal y anegó la vía de Feve y la nacional 634 en Llovio.

Aunque la situación era menos grave, Ribera de Arriba también se acostó pendiente del Nalón, crecido a la altura del puente de Palomar. En Bueño se procedió, por precaución, a la retirada de ganado de la vega fluvial. En el tramo bajo del río, el puente de La Portilla, entre los concejos de Soto del Barco y de Muros de Nalón, quedó cerrado a causa de las decenas de toneladas de maleza que bloqueaban sus vanos. La crecida del río Negro en Luarca provocó la rotura de una de las tuberías de la traída de aguas de Valdés. Centenares de vecinos no tuvieron servicio durante horas. En toda Asturias se vieron afectadas unas 50 carreteras.

En Mieres anoche permanecía cortada al tráfico la carretera de Valdecuna a Siana, a la altura del pueblo de Viesca, por un argayo. Era la principal incidencia en la red de carreteras del concejo, que también registró problemas en Urbiés. Por la tarde, el parque Jovellanos de la capital municipal sufrió una inundación parcial por el atascamiento de desagües. Fue reparado por un grupo de operarios municipales. Además, el domingo por la noche, los Bomberos acudieron a Bustiello para atajar una inundación ocasionada por una depuradora.

Los problemas en el concejo de Aller se centraron, principalmente, en la carretera AS-112. A lo largo de la jornada, operarios del Ayuntamiento y de Carreteras trabajaron entre Moreda y Felechosa para retirar argayos y achicar agua. Algunas localidades, como Felechosa, Soto y el barrio de La Casanueva, en Moreda, también necesitaron atención por la crecida de los cauces y los embalsamientos de agua.

En Lena no se registraron incidencias llamativas, mientras que en Morcín fue necesario cortar la carretera de Argame a Ribera de Arriba (MO-5), inundada parcialmente. El alcalde, Jesús Álvarez Barbao, aseguró que «se están tomando todas las precauciones posibles» para evitar una inundación como la que obligó a desalojar a más de una treintena de vecinos durante el histórico temporal de lluvias de 2010.

En el Nalón, al cierre de esta edición, habían sido desalojadas dos familias en el barrio de San Vicente de El Entrego. La zona permaneció por segunda jornada consecutiva anegada. El nivel del río dio una tregua durante la mañana, pero volvió a subir por la tarde y los vecinos vieron cómo se inundaba el barrio por tercera vez en dos años.

En la localidad casina de Belerda quedó restablecido el acceso, cortado por un argayo. El desbordamiento del Nalón provocó el corte de un tramo del paseo fluvial en La Felguera y Sama. Las viviendas sociales de Rioseco también sufrieron inundaciones. En Campiellos el río se desbordó y en Entrialgo el agua entró en la iglesia.