El próximo 25 de marzo, los asturianos están llamados nuevamente a las urnas. Tengo la firme convicción de que todos somos conscientes de la importancia de las mismas. Asturias necesita con urgencia un Gobierno fuerte, sólido y estable que devuelva la confianza perdida, fruto del calamitoso y estrepitoso fracaso del Gobierno del señor Areces en los últimos doce años, abanderando con Izquierda Unida unas políticas de izquierda que dejaron Asturias como un erial.

Con datos objetivos podemos asegurar que el daño causado fue inmenso. Destrucción masiva de puestos de trabajo, parón de las infraestructuras, cierre de miles de pequeñas y medianas empresas, gestión lamentable de los fondos mineros y nula visión de futuro. En ello tuvo mucho que ver el seguidismo de las políticas de Zapatero, que nunca apostó por Asturias. Frenó las inversiones previstas para que la Autovía del Cantábrico en sus tramos oriental y occidental finalizase antes del año 2010, de acuerdo con el plan de infraestructuras del Gobierno de Aznar, e hizo lo mismo con las necesarias obras para que el AVE llegase a Asturias en la fecha prevista de 2010.

Con los fondos mineros, fruto de un plan diseñado por el Gobierno de Aznar de acuerdo con los sindicatos hulleros para desarrollar las comarcas mineras, se hizo una gestión tan penosa y calamitosa que, teniendo suficientes fondos en el Instituto del Carbón, fueron incapaces de desarrollar la mayoría de los convenios. Se puede decir alto y claro que quien apostó por la minería fue el Partido Popular, que en el año 1998 aprobó el primer Plan de la Minería del Carbón y Desarrollo Alternativo de las Comarcas Mineras con ayudas a la instalación de empresas, así como inversiones para infraestructuras y becas para hijos de mineros. Frente a los socialistas Solchaga y el propio Felipe González, que vaticinaron en la década de los ochenta que la minería debería cerrar antes del año 2000, está claro que fue el PP el que de verdad apostó por el carbón y el desarrollo alternativo de las comarcas. En el año 2008, el ministro de Industria, el socialista Miguel Sebastián, dejó de consignar en el Instituto del Carbón las anualidades correspondientes, alegando que como eran incapaces de gastar en convenios el dinero disponible no era necesario insuflarles más.

Desde entonces, año tras año, el PP, en el Congreso y en el Senado, lo ha denunciado y reclamado, ante el temor de que Asturias pudiera perder para siempre las cantidades no consignadas. Fueron cientos de millones de euros los no depositados en el Instituto, y lo que es vergonzoso es el lamento que ahora dicen tener los verdaderos responsables, que no son otros que los socialistas, que incluso aprovechan para culpar a los demás de la no apuesta decidida por la minería. El carbón autóctono y su futuro como fuente de energía se defienden con hechos, como hicimos los populares, y no con palabrería y demagogia, convencidos de que hagan lo que hagan en las Cuencas se les vota.

La realidad es la que es, no se puede inventar. Confío mucho en el sentido común de nuestras gentes y lo tendrán muy presente a la hora de acudir nuevamente a las urnas.

El PP de Asturias conoce los problemas de nuestra región y sabe perfectamente lo que debe hacerse en los próximos años, con la ayuda, sin duda, del que hoy es presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy. Para ello se necesita un Gobierno fuerte y estable propiciado por el electorado del centro derecha, convencidos de que así lo quieren los cientos de miles de asturianos que nos depositan su confianza en las urnas y son clara mayoría frente a una izquierda fracasada.

Nuestro actual presidente, Ovidio Sánchez, hoy mismo propondrá a la junta directiva regional iniciativas que todos debemos apoyar. Me parece una buena manera para concentrar en nuestra candidata una dirección única para el diseño y estrategia de la campaña, que permita la explicación de nuestro programa para Asturias con nitidez.

Mercedes Fernández conoce los problemas más acuciantes de esta región y lleva muchos años con éxitos indudables en la gestión pública. Debemos ayudarla en esta encomiable y grata tarea todos cuantos tenemos responsabilidades dentro del partido: diputados, senadores, alcaldes, concejales y presidentes de juntas locales, sabedores de que por encima de nuestros legítimos intereses partidarios está el interés por solucionar los muchos y graves problemas que hoy día tiene la gran mayoría de los asturianos.

Será, sin duda, esta disposición lo que más agradezcan nuestra candidata y, por supuesto, el pueblo asturiano, si al transmitirle la confianza que necesita tener deposita en nosotros su voto y, definitivamente, ve plasmada en realidad la configuración de un Gobierno fuerte y estable en Asturias.