Oviedo, P. GALLEGO

La situación política asturiana vuelve a protagonizar la carta semanal del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. A menos de un mes de la convocatoria electoral del próximo 25 de marzo, el prelado invita a los partidos a dialogar y «cambiar de guion», a «colaborar en vez de levantar trincheras y crispar al personal». «¡Santo Dios! Con la que está cayendo que nos andemos por estas ramas», lamenta Sanz Montes. La Iglesia, afirma, aunque no ofrece soluciones técnicas ni políticas, no debe guardar silencio ante las dificultades que afrontan los asturianos, aun a riesgo de las críticas hacia los obispos «cuando hablamos o actuamos en los alrededores» de una cita con las urnas. «No me defraudarán, aun sabiendo que engañan a conciencia», apunta.

En la carta Sanz Montes enumera, como pastor, los «criterios» que deberían guiar el voto de los católicos. Principalmente, «salir en defensa de la vida humana, desde antes de nacer hasta su desenlace natural», y entender la educación «como un proceso donde la persona crezca y madure, sin censurar ninguna dimensión o imponer ideologías». También proteger a la familia «en lo legal y en lo económico», y defender el matrimonio «contra toda violencia y confusión barata de falsa progresía». Basarse en estos principios, aclara el Arzobispo, «no supone bendecir o maldecir a los partidos que se presentan».

Las palabras del Arzobispo retoman algunos de los argumentos expuestos, también en otra carta, el fin de semana anterior a las elecciones generales del pasado 20 de noviembre. En aquella misiva, Fray Jesús Sanz llamaba como ahora a los fieles católicos a vincular su voto con «la defensa de la vida», aunque sus críticas hacia los políticos, especialmente hacia el Gobierno del PSOE, fueron mucho más duras que sus actuales llamadas al diálogo. En aquella carta el prelado acusó a los socialistas de «engañar a mansalva con tal de seguir obteniendo resultados de puro poder», y condenó la gestión de la crisis «desde la mentira», para «atrincherarse en el poder a toda costa».

También ahora, como entonces, Sanz Montes se coloca la venda antes de tener «heridas» causadas por los críticos con su postura. «Con paciencia franciscana volveré a escuchar a algún propio, y a los habituales extraños, que los obispos hacemos política, pero es falso, falso de verdad», sentencia. En aquel momento el hoy diputado de IU por Asturias en el Congreso, Gaspar Llamazares, lamentó que Sanz Montes se dejase llevar por sus «bajas pasiones» a la hora de defender los «intereses políticos y económicos de la Iglesia católica».

Al Parlamento que salga de las urnas el 25 de marzo, el Arzobispo le pide que ponga «todo el empeño ante la tremenda lacra del desempleo y todas sus consecuencias» y que contribuya «a superar la crisis económica sin cortinas de humo que maquillen la crisis moral», que entre otros asuntos el prelado vincula con la corrupción, la frivolidad y las «engañifas».

En su carta semanal Sanz Montes reconoce que son «demasiados los pobres que llenan nuestros comedores sociales», o «las familias rotas y entristecidas que llenan nuestros comedores sociales». «El compromiso de la Iglesia en el campo de la educación, de la ayuda a los necesitados sea cual sea el nombre de su penuria o pobreza, de la paz sea cual sea el conflicto que la violenta, es patente para quien no tiene prejuicios ideológicos», asegura el Arzobispo.

«En estos momentos de grave responsabilidad debemos propiciar la esperanza, especialmente en aquellas personas que más amenazada la tienen», razona el prelado. «Ojalá lo entiendan quienes se presentan como candidatos», confía Sanz Montes, que pide «altura de miras» a los políticos asturianos. «Valdría la pena cambiar el guion y empezar a construir y dialogar juntos», apostilla.

«Con paciencia franciscana volveré a escuchar que hacemos política, pero es falso»

<Jesús Sanz Montes >

Arzobispo de Oviedo