Oviedo,

Félix VALLINA

El equipo de la Universidad del País Vasco resultó ayer vencedor de la IV Liga de debate universitario tras imponerse al combinado de Cantabria en una final que se celebró en el Hemiciclo de la Junta del Principado. A los de Euskadi -a los que les trajo suerte sentarse en la bancada del PSOE- les tocó defender que los transgénicos no son la panacea universal contra el hambre en el mundo -ése era el tema a debatir-, una postura que argumentaron señalando que la hambruna se produce a causa de las guerras, de los desastres naturales o por la falta de infraestructuras agrícolas entre los necesitados y que para combatirla hace falta algo más que alimentos de laboratorio.

«¿Vamos a ser capaces de elaborar lechugas que floten en el agua cuando llegue un tifón? ¿Vamos a crear acaso tomates a prueba de balas? El hambre no se soluciona a base de transgénicos, sino de políticas eficaces», explicó Ion Baratas, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas, durante la exposición inicial. Baratas, al que le tocó ocupar el escaño en el que habitualmente se sienta el socialista Javier Fernández, fue el primero en tomar la palabra en su equipo, en el que también fueron protagonistas sus compañeros Leire Caballero, Juan Sandín, Josué Tonelli y Jesús Ángel Ibarreche.

Los cántabros, que ya ganaron en la primera edición de la Liga de debate universitario, llegaban con la vitola de favoritos, pero, tras una larga deliberación de los jueces, tuvieron que conformarse con el segundo puesto. Ellos ocuparon la bancada del PP en el Hemiciclo y les tocó ponerse a favor de los transgénicos como remedio contra el hambre. «A lo largo de la historia han sido las revoluciones tecnológicas las que han servido para acabar con los períodos de hambruna. El ingenio y el progreso nos han brindado la posibilidad de los transgénicos y no podemos desaprovechar la oportunidad de utilizarlos de manera eficiente», argumentó Gonzalo Cayón, estudiante de Derecho y el encargado de llevar el peso de la estrategia de la Universidad de Cantabria. En su equipo también estuvieron Alberto Rodríguez, Enrique Couto e Ignacio García. Cayón llegó a citar a Gregorio Marañón: «Vivir no es sólo existir, sino existir y crear», recordó antes de añadir que «los transgénicos podrían abaratar costes y servir para cuidar mejor el medio ambiente». Lo cierto es que el debate estuvo muy reñido.

El presidente de la Junta, Fernando Goñi, fue el encargado de entregar el premio de 3.000 euros al equipo vencedor. El rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, concedió el segundo premio, de 2.000 euros, a la Universidad de Cantabria. Isaac Claver, de la Universidad de Zaragoza, se llevó el premio al mejor orador del torneo.