Avilés, Álvaro FAES

Frente al atril del palacio de Camposagrado, a María Dolores de Cospedal se le borró la sonrisa. Era el momento de pegar duro en su paso por la campaña electoral asturiana. La había lucido antes por las calles de Avilés con el saber estar de quien domina la situación. A la presidenta de Castilla La Mancha y secretaria general del Partido Popular le habían preparado una ruta amable, con parada en el mercado de abastos. Todo para apoyar a la candidata asturiana de su partido, Mercedes Fernández. Ni un comerciante se quedó sin el guiño de una las estrellas de Mariano Rajoy y ni una de las espontáneas callejeras, esas del «sale usted más guapa que en la tele», se volvió a casa decepcionada con la manchega. Todo dulzura y simpatía.

Pero en la coqueta sala avilesina, repleta de simpatizantes, militantes y cargos del partido, ya con los focos encendidos y el azul PP a su espalda, descargó la batería de reproches con los que se arman los populares ante las elecciones del 25 de marzo. Se llevó más golpes el PSOE, a cuenta sobre todo de la cifra récord de parados que dejan como herencia y también por lo rápido que se han adaptado a la labor opositora. «Los pirómanos que incendiaron el país con 5,3 millones de parados dicen que ahora serán los bomberos y además alientan la huelga general».

La secretaria general escenificó la ruptura con el anterior Gobierno central señalando a la necesidad de un cambio de actitud. «Se acabó la cultura de la subvención encadenada, el dar por dar sin exigir ni formar. Volveremos a la cultura del trabajo», dijo con firmeza. «Somos el partido de la creación de empleo y necesitamos presidentes como Mariano Rajoy y Mercedes Fernández en Asturias, una candidata valiente, preparada y que todo lo que ha hecho, lo ha hecho bien. Los partidos sin relevancia que se presentan como la panacea y no apuntalan un Gobierno son pan para hoy y hambre para mañana».

Cumplió Cospedal, igual que antes Mercedes Fernández y también el número uno del PP avilesino, Joaquín Aréstegui, con la consigna de no entregar protagonismo a Foro Asturias y Francisco Álvarez-Cascos. Ni una vez salieron sus nombres en los 50 minutos de discursos que sumaron entre los tres. Pero sí hubo recados para él, como el de Cherines, que sólo es Mercedes Fernández en plan serio, porque en familia, como ayer, todos tiran del nombre cariñoso. Ella no lo fue con el enemigo. «¿Por qué dar una segunda oportunidad a los que no han sabido aprovechar la primera? Asturias ha perdido un año sumida en el desconcierto, la pasividad y la resignación».

Diagnostica la candidata popular una Asturias «anclada en el paro y la corrupción», una región «con más paro que cuando las feroces reconversiones industriales y dice que ha visto dirigentes socialistas ingresar en prisión porque «se lo estaban llevando (el dinero)». Avisó de la «falta de iniciativa en los gobiernos socialistas» y los deslegitimó para gobernar en Asturias, porque «después de llegar a 5 millones de parados, ahora difunden una huelga general, que no es lo que necesita este país y sí una buena reforma laboral como la de Mariano Rajoy».

Detectó Cherines en el último Gobierno regional «pasividad, inacción y falta de diálogo» y manifestó, con una eufórica y enfática elevación del tono, su intención de entregarse a fondo. «Quiero esforzarme más que ellos, quiero ser la presidenta de Asturias».

En Avilés, la hoja de ruta obligaba a tratar sobre el Niemeyer, «un proyecto que hay que redimensionar porque social y culturalmente es parte de esta ciudad, que siempre fue pujante y hoy lo está pasando peor que nunca».