Oviedo, M. J. IGLESIAS

La panceta, la papada y el tocino de cerdo se pagan a precio de oro y escasean más que el crédito bancario. Tras meses de continuas subida, el precio del canal de cerdo se ha encarecido un 40 por ciento respecto al año 2011. La razón estriba en el desfase que se da entre una oferta cada vez más escasa y una demanda que se mantiene en Asturias y España, y está disparada en países como China, donde el consumo de carne aumenta sin parar.

La situación ha llegado al punto de que los empresarios de la región, principalmente radicados en Noreña, temen un desabastecimiento de productos porcinos, que son básicos para la industria cárnica asturiana. La panceta es ingrediente de la fabada, y la papada y el tocino, componentes básicos del chorizo y la morcilla.

Así lo puso ayer de relieve César García, presidente de la Asociación de Industrias de la Carne de Asturias, Asincar, que agrupa a 80 empresas. García explica que la escasez de la oferta se deriva del descenso de sacrificios de porcino en Madrid y Barcelona, las zonas en las que suelen abastecerse los industriales asturianos.

El acusado descenso de ventas de jamón, lomo y chuleteros, las piezas más caras del animal, ha llevado a un ajuste de producción que ha disminuido la presencia en el mercado de las materias primas más solicitadas desde Asturias, tradicionalmente de bajo precio. A ello se une el aumento de compras por parte del mercado chino.

El kilo de panceta en origen alcanza los 2,20 euros y casi se ha duplicado desde el año pasado. Lo mismo ocurre con el tocino y la papada, que superan ampliamente un euro por kilo. En todos los casos, el precio de venta al público es casi el doble. El efecto inmediato es el encarecimiento de la fabada, el plato tradicional por antonomasia en Asturias.

García recalca que los industriales temen quedarse sin mercancía para fabricar y eso motiva que se baraje la opción de comprar en mercados exteriores, sobre todo Alemania y Holanda, grandes productores de porcino. Uno de los obstáculos que se encuentran es que para que salga rentable importar es necesario adquirir grandes cantidades.

Aunque las industrias asturianas consumen cientos de toneladas anuales de derivados del cerdo, se trata de entidades de tamaño medio y pequeño, respecto a otras que operan en Europa, como explica García.

La crisis del sector industrial también se ve agravada por el elevado precio de los cereales y del resto de los alimentos para el ganado, así como el aumento de las exportaciones de piezas de porcino hacia el mercado exterior, principalmente a países emergentes como China, lo que ha generado un incremento de la demanda, que ha producido un aumento de tarifas considerable, según un estudio realizado por Asincar.

En 2011, las exportaciones de carne de cerdo supusieron un incremento de más del 20 por ciento frente a 2010 en países como Hong Kong y China, que se convirtieron en los principales destinos de las exportaciones, con un 30 por ciento de las exportaciones comunitarias de carne de cerdo, seguidos por Rusia, con un 27 por ciento.

El peso de China en el sector porcino mundial cada vez es más importante, por lo que las fluctuaciones de su demanda influyen mucho en el equilibrio de mercado internacional y, por tanto, en los precios, de acuerdo con un reciente estudio publicado por la cooperativa holandesa Rabobank.

China se encuentra actualmente en un momento de transición de las granjas de autoconsumo y pequeñas explotaciones familiares a granjas más industrializadas, similares a las europeas. El gigante asiático importa actualmente unas 400.000 toneladas de carne de cerdo al año en un mercado mundial en el que el comercio es menos de 7 millones de toneladas al año.