Oviedo, María José IGLESIAS

No era Christie's ni Sotheby's, las dos grandes casas de subastas internacionales, pero casi había los mismos nervios en la primera subasta pública de asturcones que se celebra en Asturias, en la que se dieron cita ganaderos y unos cuantos curiosos. Una sala del edificio de usos múltiples del Principado, en Oviedo, sirvió de escenario para vender veinte ejemplares de la manada de la consejería de Agroganadería, que en virtud del fin del convenio entre el Ejecutivo y el Ayuntamiento de Piloña, tuvieron que dejar el monte Cayón, donde en los buenos tiempos llegaron a reunirse 200 ejemplares.

Y a pesar de los malos augurios (el PP llegó a pedir la suspensión de la subasta por temor a que algún caballo acabase en el matadero) la carrera tuvo final feliz. Todos los caballos, que tenían un precio de salida de 100 euros, alcanzaron un precio medio de 400 euros y vivirán. Tendrán nuevo hogar en las fincas de la Asociación de Criadores de Poni de Raza Asturcón (ACPRA) en Nava y Deva (Gijón) y en ganaderías particulares.

Entre todos los compradores se gastaron casi 8.000 euros en los ejemplares, entre los que destaca la yegua parida «Tecla», de ocho años, interesante por sus características morfológicas y por estar domada, según explica el ganadero Armando García, de Villaviciosa, el particular que batió el récord de pujas y se llevó siete ejemplares por 1.650 euros. La cotización más alta la alcanzó el macho «Murano», por el que el ganadero naviego Liborio Blanco pagó 650 euros. «Mi intención es mejorar la genética de mi explotación, estoy contento», relató.

Hasta el presidente de ACPRA, Luis Felipe Capellín, escéptico al principio, reconoció al final de la puja que, aún sin compartir la fórmula de la subasta, se había logrado el objetivo de salvar los caballos. La asociación acudió con los deberes hechos y para evitar sorpresas presentó ofertas previas por escrito para los cuatro ejemplares que consideran más interesantes desde el punto de vista genético.

No hubo competencia. Aunque los precios oficiales de partida eran de 100 euros por cabeza, ACPRA ofreció 600 euros por «Tecla», 500 por «Marta», idéntica cantidad por «Junco» y otros 500 euros para llevarse a «Menta».

Los compradores pudieron pujar por animales por los que no se hubiera hecho oferta escrita siempre que el interesado hubiera depositado la fianza provisional obligatoria. Algunos, como Adelina Verdasco, de Luarca, se marchó a casa sin caballo. «Desconocía esa norma, de haberlo sabido habría aumentado la fianza», comentó. A María Dolores Álvarez Gutiérrez le ocurrió algo parecido, pero ella tuvo más suerte. Logró hacerse con la yegua «Llanda», por 220 euros. Otros como Manuel Llaneza, de San Martín del Rey Aurelio, se fueron sin comprar, pero satisfechos de haber presenciado el evento y sus entresijos. Tras la subasta de los 20 ejemplares, quedan otros diez que continuarán en manos de la asociación de criadores, con la que el Principado mantiene un convenio de colaboración.

En el acto celebrado ayer se subastaron doce hembras y ocho machos, por el procedimiento de adjudicación al mejor postor. Todos superaron el precio de salida. Ante las críticas que proliferaron en los últimos días, la directora general de Ganadería, Rosa Urdiales, manifestó que la subasta pública era la «única fórmula legal» existente para desprenderse de estos 20 ejemplares. La consideró «un éxito» dado que se ha cumplido la finalidad que perseguía el Principado: «que todos los caballos quedaran en manos de criadores». Aclaró que en ningún momento, se había pensado sacrificar estos animales. «Somos conscientes del alto valor genético que tienen, nunca se barajó esa posibilidad». Reveló que la alternativa de la Consejería para el caso de que no se vendiese algún ejemplar era trasladarlo a fincas del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA). «Los caballos habían cumplido su misión, por problemas de consanguinidad no tenían utilidad para la asociación de manera conjunta, pero harán un gran aporte genético por separado», sentenció.