Oviedo

-Se quejan de la actitud poco colaboradora del Gobierno español.

-Hay una grave responsabilidad de falta de colaboración, sí. Hay inhibición, una especie de permanente "malentendido" que hace que el diálogo sea casi imposible.

-Será que la gente prefiere dejarlo correr.

-¡Pero si nuestra iniciativa ha generado un movimiento constante entre la sociedad civil! Confiamos en que eso se traslade al plano internacional.

-¿Qué le va a la Argentina en esto?

-Hay un punto muy importante de conexión porque Argentina fue país de exilio y, como tal, recibimos el sufrimiento de muchos españoles y eso crea sensibilidad social. Nuestros primeros querellantes son argentinos-españoles. El primero, por cierto, el hijo de un alcalde republicano gallego, de Lugo, muy cerca de Asturias.

-El Gobierno no colabora. ¿Tampoco lo hacen los jueces?

-Los jueces aquí, claro que podrían juzgar. Y arriesgar y arriesgarse.

-Se arriesgó Garzón y ya sabe cómo le fue.

-Juzgar los crímenes sería más que terapéutico. Sería un acto colectivo de justicia. Si hacemos caso al derecho internacional cuando lo dice Angela Merkel, por qué no también con esto.