El peso de las ayudas de la Política Agraria Europea (PAC) supera ya, de media, el sesenta por ciento de los ingresos de las explotaciones ganaderas asturianas, un sector con más de 15.000 empresas, de las que 2.500 se dedican a la producción de leche y el resto a cría de reses de carne. Los subsidios comunitarios, que han dejado en la región más de 1.000 millones de euros entre 2007 y 2013, pasaron de constituir un 27 por ciento de la cantidad disponible de los ganaderos de leche en 2007 (una vez descontados los gastos y sin contabilizar la mano de obra y las amortizaciones financieras), a suponer un 61 por ciento en 2012, un 34 por ciento más, según indica el Tablero de Gestión de la Explotación Lechera (TAGEL), elaborado por Central Lechera Asturiana.

A falta de estadísticas oficiales, los expertos consultados por LA NUEVA ESPAÑA consideran que la carne acusa aún más que la leche la dependencia de las subvenciones, debido al modelo asturiano de producción extensiva con vacas madres. Los datos evidencian que las ayudas de la PAC son esenciales para la supervivencia del sector ganadero regional en el que la batuta la llevan la leche y la carne. Ambas producciones están altamente subvencionadas, debido, entre otros factores, a los altos costes de producción que alcanzan en el Principado, respecto a otras zonas de España y Europa. En estos años de crisis las ayudas han sido el colchón para evitar cientos de cierres en el campo. Por eso, los ganaderos asturianos reclaman que el nuevo reparto de fondos para el periodo 2014-2020, que entrarán en vigor en el año 2015, se centre en quienes realmente viven del campo y acrediten un porcentaje significativo de actividad.

Beatriz Rodríguez Feito, ganadera de leche y propietaria, junto a su hija Beatriz Fernández, de "Casa Venturo", en Idarga (Salas), destaca la incertidumbre que sienten ante los años que se avecinan. "Nos gustaría es que el precio de la leche fuese mas alto para no tener que vivir pendientes de subsidios", asegura. En su caso, con una explotación puntera en tecnología y genética, de las que ganan premios en los concursos, las ayudas son básicas para la supervivencia. "Suponen más de la mitad de los ingresos de nuestra explotación, así que está claro", resalta. Este profesional del campo estima esencial que la leche tenga nuevas subvenciones ligadas a la producción. "Si fuesen sólo para los ganaderos activos habría mucho más dinero para repartir entre todos los que sí vivimos realmente de esto", recalca.

Marcelino Barrera Arias, de Mieldes (Cangas del Narcea), tiene claro que sin subvenciones le costaría cuadrar las cuentas de su ganadería, formada por sesenta vacas de carne de la raza Asturiana de los Valles. "Yo tengo ingresos por ventas de ganado para vida, que siempre es una ventaja", explica. Puntualiza que "las ayudas no son un regalo". "Se trata de compensaciones que recibimos para amortiguar la subida de los costes de producción y el estancamiento de los precios que padecemos", explica. "Desde hace diez años la subida de los alimentos para el ganado ha sido imparable. Por el contrario, el precio del kilo de carne ha ido bajando progresivamente", explica Barrera.

La Unión Europea planteó mitigar con ayudas la rebaja de los precios de la carne española, para equipararlos a los de otros países europeos. "Si nos quitan las ayudas no podremos sobrevivir", recalca el ganadero cangués. Y, a los altos costes, añade los daños que causan los depredadores a la cabaña ganadera. "Son pérdidas para las explotaciones, por mucho que nos digan que se pagan por encima de su valor", remata. Las ayudas al sector de carne en Asturias se fundamentan ahora en la prima por vaca madre (nodriza), basada en derechos otorgados a los ganaderos hace una década. Se completan con cantidades compensatorias para las zonas de montaña. Ambas líneas desaparecen en el nuevo diseño de la PAC, basado en pagos básicos por hectárea. A ellos se sumarán subsidios para sectores específicos.