Un asturiano se ha convertido en el "primer hombre" del presidente francés, François Hollande. Se trata de Aquilino Morelle, de 51 años, que a su cargo de consejero político del jefe de Estado galo ha sumado ahora vastas competencias de comunicación para intentar frenar el desplome del líder socialista en las encuestas. Hollande, a quien un sondeo difundido la semana pasada da tan sólo un dieciséis por ciento de respaldo popular, iguala con ese registro el récord del presidente peor valorado de la V República, que hasta ahora ostentaba en solitario el neogaullista Jacques Chirac.

El acceso de Morelle a la condición de "primer hombre" de Hollande tiene también una lectura de malévolo chascarrillo, promovida por la periodista francesa Roselyne Febvre. Una de las funciones de Morelle es acompañar a Hollande en todos sus viajes al extranjero. Así lo hizo en la reciente visita del presidente francés a EE UU, que Hollande giró en solitario, ya que acababa de separarse de la "primera dama" francesa, Valérie Trierweiler, después de que saliera a la luz el romance del inquilino del Elíseo con la actriz Julie Gayet.

Durante la cena de Estado en honor de Hollande en la Casa Blanca, la periodista sorprendió en algún momento a Morelle intercambiando comentarios con la primera dama estadounidense, Michelle Obama, y no dudó en "tuitear" la maldad que puede leerse íntegra en la parte superior de esta página. Morelle acababa de ser informalmente investido "primer hombre" de Francia.

Chascarrillos al margen, el equipo del presidente francés ha diagnosticado que -además de la incapacidad para relanzar la economía e invertir la curva del paro- una de las causas del hundimiento presidencial en las encuestas es el caos de comunicación que reina en la cumbre del Estado francés.

En consecuencia, Hollande, que según sus allegados no es hombre dado a hacer muchos cambios en sus equipos, ha encargado a su consejero político que tome todas las riendas del tinglado comunicacional del Elíseo. En adelante, Morelle no sólo será, como hasta ahora, el portavoz oficioso encargado de precisar el sentido de algunas afirmaciones presidenciales, sino que llevará en persona las relaciones con el primer ministro, el grupo parlamentario y el Partido Socialista. Todo en uno para que, de una vez por todas, las diferentes instancias políticas del poder dejen de lanzar mensajes a menudo contradictorios.

Morelle llega a esta función de domador en la sombra tras una dilatada trayectoria como cabeza pensante de la socialdemocracia francesa. Nacido en 1962 en París, es el sexto de siete hermanos y, junto con el benjamín, el único varón de tan extensa prole. Hijo de un minero que decidió cambiar la lámpara por un empleo de ajustador en una fábrica de Citroën situada a las afueras de París, Morelle estudió Medicina, luego Ciencias Políticas y finalmente se diplomó en la Escuela Nacional de Administración, la cantera de los altos funcionarios.

Morelle ya fue un primer espada de las sombras durante el quinquenio en el que el socialista Lionel Jospin fue primer ministro (1997-2002). Las palabras que Jospin pronunciaba en público eran de Morelle, su "pluma". Años después, repitió esa función para Hollande, aunque en las primarias socialistas no había apostado por él, sino por el perdedor Arnaud Montebourg. Ahora, además de "pluma", será "látigo". Todo para tratar de apagar un fuego que arde sin necesidad de atizador.

El refuerzo del peso de Aquilino Morelle en el entorno del presidente Hollande ha estado aguijoneado por un dardo que ha hecho fortuna en Francia. Lo "tuiteó" una conocida periodista durante la reciente visita del jefe de Estado francés a EE UU: "Aquilino Morelle, de cháchara con Michelle Obama. Sustituye a Valérie. Aquilino Morelle, primer hombre de Francia". Valérie es, claro, la ex primera dama.