Los responsables de las empresas de ingeniería de la región echan de menos una mayor colaboración con la Universidad de Oviedo para el desarrollo de proyectos de innovación y la captación de jóvenes talentos, aunque respaldan mayoritariamente la formación básica que reciben en las aulas los alumnos de las especialidades técnicas. Y aunque consideran que los recién titulados carecen de suficientes conocimientos sobre la gestión en el sector privado, no creen imprescindible la puesta en marcha de cursos específicos como el impulsado por la gijonesa TSK, al entender que este tipo de aprendizaje se "adquiere con la experiencia que da el trabajo diario". "Que sea necesaria una mayor conexión con la realidad académica en muchos aspectos no implica renegar de la enseñanza reglada", coinciden.

"Los conocimientos generalistas que concede la Universidad son muy importantes y, en líneas generales, podemos decir que los jóvenes ingenieros asturianos están bien formados", señala Avelino Suárez, fundador y expresidente de Impulso, una de las grandes empresas del sector en Asturias. "Otra cosa es que cuenten con conocimientos sobre el mercado o estrategia comercial. Estas habilidades no se transmiten en la carrera, pero los titulados los adquieren rápido en cuanto empiezan a desarrollar una labor profesional", añade.

Suárez entiende que las relaciones entre los ámbitos privado y académico podrían ser más intensas en lo relativo a la puesta en marcha de proyectos innovadores, aunque rechaza plantear una enmienda a la totalidad al modelo docente. "La Universidad de Oviedo forma buenos ingenieros, de eso no tengo duda. Por supuesto que me gustaría que salieran de las aulas con conocimientos empresariales, pero no creo que eso sea un problema sin solución. Lo importante es la base", remata.

Más crítico se muestra Javier Granero, director del área de medio ambiente de Taxus, una sociedad dedicada a la gestión ambiental que da empleo a titulados de diferentes especialidades, como biólogos o ingenieros técnicos forestales. "En lo relativo a la investigación, la Universidad prima la básica, mientras que la empresa precisa de la aplicada. Creo que viven en dos mundos diferentes", señala. Un distanciamiento que, según explica, también existe en el plano docente. "Los alumnos tienen importantes carencias con respecto al mundo real porque reciben unos conocimientos demasiado teóricos, alejados muchas veces de lo realmente necesario", sentencia.

El empresario ovetense lamenta especialmente la escasa formación empresarial de los titulados, aunque también reconoce que "es algo que se puede subsanar con el tiempo". "Cualquiera con una licenciatura o una ingeniería es lo suficientemente espabilado como para adaptarse a esa realidad, pero sería mucho mejor que hubiera una mayor base previa", razona. "La Universidad va por su cuenta; yo apostaría por figuras como el profesor colaborador, que hay en otros países: un especialista del sector privado que da pocas horas a la semana de clase", concluye.

Politécnica de Gijón

El director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, Hilario López, también terció ayer en torno a la polémica creada a raíz de la apuesta de TSK por un centro de formación específico ante las supuestas "carencias" universitarias. "La formación de este centro está avalada por muchos años y muchos titulados que ocupan puestos de responsabilidad por todos los continentes", dijo. "Muchos puestos de responsabilidad en la propia TSK han salido de esta Escuela y, es más, el propio fundador y presidente es un antiguo estudiante", añadió. El responsable académico quiso evitar cualquier "controversia", aunque subrayó que en esa sociedad "entran varios alumnos de la Universidad de Oviedo todos los años".