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AMELIA VALCÁRCEL | Catedrática de Filosofía Moral y Política, consejera de Estado

"Es una paradoja que crezca la prostitución cuando el sexo es más libre que nunca"

"No podemos reglamentar una actividad que los tratados internacionales que suscribimos dicen que no cabe mantener"

Amelia Valcárcel, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón. JUAN PLAZA

Amelia Valcárcel (Madrid, 1950) muestra su compromiso con la lucha de la mujer liderando la Escuela Feminista Rosario Acuña, que comenzó ayer su actividad en el Centro de Cultura Antiguo Instituto (Gijón) y durará hasta mañana. Esta edición está dedicada al tráfico de seres humanos y lleva por nombre "Trata de mujeres: en la puerta de al lado". "Es muy importante abordar este debate porque no hay perspectivas comunes y unificadas todavía", resalta Valcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED y miembro del Consejo de Estado, supremo órgano consultivo del Gobierno de España.

-Hablan de la "trata en la puerta de al lado". ¿La gente no es consciente de que la tiene tan cerca?

-No, no. La gente por lo común lo sabe perfectamente pero preferiría no saberlo.

-¿Y está tan cerca?

-Enormemente. Casi todo el mundo sabe, y a poco que te pongas a indagar, dónde hay. Son cosas conocidas. Todo el mundo sabe en qué calles, en qué casas, en qué sitios. Es una cosa perfectamente clara para todo el mundo sobre la que nada se dice.

-¿Y cuál es la situación de la trata en el contexto actual?

-A mí lo que me importa es el "background" o telón de fondo de ideas sobre las que se produce una situación. Y lo más asombroso de ella es que viviendo, y vivimos, en la sociedad más libre que haya existido, donde las relaciones sexuales entre la gente ya no las culpabilizan para siempre; sin embargo la prostitución en vez de desaparecer, aumenta. Es una paradoja que hay que analizar.

-¿Y qué causas puede haber detrás de esa paradoja?

-Eso es lo que vamos a intentar estudiar en estos tres días. Y no va a ser fácil porque hay muchas cosas implicadas. Hay un diferencial económico y de poder que permite traficar con seres humanos, con mujeres desde todas las partes del planeta, porque proceden de prácticamente todo el mundo. Eso es una condición, una condición de pobreza y desigualdad que permite el tráfico. Pero no se traficaría si no hubiera consumo. Entonces el asunto es fijarse en quien consume ¿Por qué lo hace? Ésa es la pregunta del millón. ¿Por qué quien consume, consume? ¿Cómo consume? ¿Qué quiere? Eso es lo que hay que preguntarse.

-Habla de la situación actual, de la libertad de las relaciones sexuales.

-Sí, nunca han sido tan libres como ahora.

-Pero la prostitución viene de muy atrás. No en vano muchas veces se le denomina "la profesión más antigua del mundo".

-No sé si es una profesión, pero desde luego es un asunto inmemorial. Es inmemorial y aparece en los textos más antiguos.

-¿Cómo deben actuar los gobiernos occidentales respecto a la prostitución?

-Lo primero que deben hacer es unificar criterios. Y una cosa que ocurre es que la propia Comunidad Europea no tiene ningún criterio unánime sobre el asunto, ni ninguna directiva. Sería bueno que empezaran a pensar en tenerla, porque la mayor parte de las personas con las que se trafica tienen como destino Europa.

-¿Y no hay ni la más mínima normativa europea?

-No, cada país tiene posiciones diferentes y encara el fenómeno con legislaciones diferentes y, en ocasiones, divergentes. No hay unanimidad.

-¿Y en qué posición se encuentra España dentro de esa disparidad de criterios?

-España es una cosa bastante original, porque la prostitución no está prohibida. Y de hecho una persona que se prostituye puede cotizar como autónomo a la Seguridad Social. Es decir, sencillamente no hay prohibición.

-¿Y debería de haberla?

-No lo sé. Prohibición significa muchas cosas, disuasión es otra cosa. Como comprenderá, tengo que hablar de lo que bien entiendo. Y no hay una cosa que fuese "prohibición". Sería toda una serie de medidas disuasorias. ¿Qué ocurre aquí? Que a veces las ordenanzas municipales intentan disuadir. Pero el nivel de ordenamiento en el que esto se trata en estos momentos es local, casi siempre.

-Hay voces que piden su completa legalización y su regulación.

-No es lo mismo. Reglamentar es reglamentar. Legalizar... Legalicemos el respirar. Es decir, no es necesario, la gente ya lo hace. Eso es reglamentar.

-¿Y se debería reglamentar la prostitución?

-Hombre, si renunciamos a todos los tratados internacionales que venimos suscribiendo desde los años 50, que dicen que ésta no es una actividad que quepa mantener... Va a resultar que no podemos reglamentar lo que entonces se desreglamentó asumiendo los tratados internacionales correspondientes.

-Ha hablado de ordenanzas municipales. ¿Se debe perseguir y multar a los que contratan servicios sexuales?

-Eso es una posición que han tomado unos ayuntamientos y otros no. Y lo han hecho con sus buenas razones. Lo que hay que hacer es evaluar la experiencia, a ver si consigue los efectos disuasorios o no.

-¿Cómo ve la situación de la prostitución en Asturias?

-No lo sé, porque hay sitios mucho peores, como, por ejemplo, Cataluña. Es como preguntar: ¿Está masificada la playa? No sé, pues depende de en comparación con qué playa. Comparado con comunidades como Cataluña, la proliferación de la prostitución en Asturias no tiene tal magnitud.

-Hablando de Asturias. Hace poco el tenor Joaquín Pixán propuso modificar la letra de su himno. Usted participó en el diseño de la bandera regional.

-(Risas) Bueno, no hubo tal diseño pero está bien llamarlo así.

-Bueno, participó.

-Me refiero a que bordé la primera. Sí, en efecto.

-Ahora que Pixán propuso esa cuestión. ¿Qué le parece que se revisen los signos de Asturias?

-No tengo ni la menor idea. Asturias, como cualquier comunidad, era bastante consciente de sí. Y necesitaba, sin embargo, unos símbolos con los que reconocerse. Yo pude actuar en lo de estabilizar una bandera, una cosa espléndida que tuve la suerte de hacer. Y meter el "puxa Asturies", que tampoco está mal. Y eso me alegrará siempre, casi tanto como me alegraría que una cosa como la trata desapareciera.

-¿Y el himno le parece perfecto tal y como está?

-Depende de una comunidad, pero qué más da, no tiene mucho interés. ¿El himno? Pues cada vez es más solemne, ha pasado de ser una canción que no se respetaba a ser tratada cada vez de una forma más solemne. Y eso está bien.

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