El exsindicalista José Ángel Fernández Villa ingresó poco después de las ocho de la tarde de ayer en el servicio de urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) aquejado de un dolor en el pecho. Al cierre de esta edición, el líder minero, con antecedentes cardiovasculares en su historial médico, permanecía en observación y los médicos descartaban que su vida corriese peligro. El langreano fue expulsado de manera cautelar del PSOE y del sindicato SOMA hace diez días después de trascender que está siendo investigado por la Fiscalía Anticorrupción por una "fortuna oculta" de 1,4 millones de euros que, supuestamente, regularizó ante Hacienda aprovechando la amnistía fiscal promovida por el ministro Cristóbal Montoro.

La familia de José Ángel Fernández Villa llamó a los servicios de urgencias hacia las ocho menos cuarto de la tarde de ayer. El personal sanitario de primera intervención le examinó durante un cuarto de hora, aproximadamente, en el ático donde reside, en el barrio ovetense de La Florida, y decidió su traslado en ambulancia al HUCA. El veterano exsindicalista, de 71 años, salió de su portal en una camilla y se tapó el rostro con una sábana, según varios vecinos de la zona. Ya en el nuevo complejo del HUCA ingresó por la zona de urgencias, aparentemente desorientado, sin saber dónde estaba. Decía palabras inconexas y frases sin mucho sentido, según confirmaron fuentes sanitarias.

Su esposa, María Jesús Iglesias, y su hijo, Rolando Fernández, pudieron entrar a verle a un box de urgencias hacia las diez y media de la noche, pero esperaban, visiblemente preocupados, por el estado de salud del exlíder minero desde las nueve de la noche, hora aproximada a la que habían llegado a las instalaciones del nuevo HUCA. Rolando Fernández afirmó en esos momentos que se estaban "publicando muchas mentiras" sobre su padre. "Nos sentimos atacados, pero no somos personajes públicos. No soy Belén Esteban", dijo el hijo de Villa en las que fueron ayer sus primeras manifestaciones después de que un diario nacional desvelase la investigación abierta por la Fiscalía Anticorrupción hace diez días.

Un vecino de Villa, que casualmente estaba ayer en el HUCA, aseguró que el exsindicalista había caído en picado en los últimos meses desde la muerte de su hermano. "Desde hace unos tres meses ya no baja a tomar el café al bar del barrio", afirmó. LA NUEVA ESPAÑA publicó la pasada semana que Villa presenta un deterioro neurológico que, a juicio de su entorno, le impediría dar explicaciones sobre los 1,4 millones que ha declarado ante Hacienda con motivo de la amnistía fiscal.

La muerte de su madre también le pasó factura a su estado anímico, como el propio Villa habría comentado a sus vecinos, con los que acostumbraba a charlar cuando se cruzaba con ellos en sus paseos, muchas veces en chándal, por el barrio de La Florida.