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JOSÉ MIGUEL VIÑAS | Presidente de la Asociación de Comunicadores de Meteorología

"Comunicar la predicción del tiempo en Asturias es difícil por sus microclimas"

"Hacer las previsiones meteorológicas para Semana Santa resulta muy complicado, y más cuando se quieren saber con tanta antelación"

José Miguel Viñas, en su despacho en Madrid.

José Miguel Viñas es el presidente de la Asociación de Comunicadores de Meteorología y uno de los artífices del nuevo lenguaje que los meteorólogos utilizan desde enero para que la información del tiempo sea más clara.

-El pronóstico del tiempo se ha convertido en un espacio fundamental en todos los medios de comunicación.

-Se ha convertido en un espacio independiente, como los deportes. El interés por saber qué tiempo va a hacer es creciente y con las nuevas tecnologías y todas las posibilidades que hay, se puede aproximar enormemente la previsión.

-¿A qué se debe este interés creciente?

-Antiguamente era por la agricultura, pero ahora se ha convertido casi en una necesidad, sobre todo por cuestiones de ocio.

-Ustedes han participado en la elaboración de un nuevo manual en el que se han modificado o eliminado expresiones del lenguaje de los meteorólogos. ¿Cuál era el problema?

-Viene de antiguo. El meteorólogo predictor debe elaborar una información que se tiene que dar a conocer, pero que es muy técnica y lo tiene que traducir a textos que se entiendan. Y eso es muy complicado. Hace ya años, en los noventa, se hizo un manual con unos criterios y unas pautas válidas para todos. Pero tanto los meteorólogos como los comunicadores nos dimos cuenta de que expresiones como "mañana lloverá moderadamente" no se entendían, no tenían el mismo sentido para nosotros que para el ciudadano.

-No era el mismo código.

-Eso es. Si decimos "mañana lucirá el sol en todo el Principado" no hay duda. Pero si decimos que habrá chubascos débiles aislados, o débiles dispersos no es lo mismo, y no se captaba el sentido exacto.

-¿De ahí que se dijera que "no aciertan nunca"?

-Siendo objetivos, se percibe que los pronósticos han mejorado considerablemente, pero por ejemplo en Asturias es muy difícil por las propias condiciones orográficas de la región. Se ofrecen las previsiones con carácter general para la región, pero hay tal cantidad de microclimas que o se atiende a zonas muy concretas o es tremendamente difícil que todo el territorio se sienta identificado en el pronóstico. Pero aunque sea complicado, el balance objetivo es que la fiabilidad ha mejorado mucho. Aún así, es básico que estas previsiones vayan acompañadas de un mensaje adecuado. Si la comunicación no es buena, no sirve de nada.

-¿Qué expresión se ha eliminado que resulte más llamativa para usted?

-Una de ellas es "moderado". Este término se utiliza para establecer determinada intensidad a diferentes tipos de fenómenos en intervalos de tiempo más o menos cortos. Pero el público lo interpretaba por fenómenos no especialmente importantes o intensos. Por eso se han eliminado "moderada" y "moderadamente". Ahora se dirá, por ejemplo: en Asturias, lluvia débil. Que se traduce por vuestro "orbayu". O "fuerte" o "intenso", que es cuando hay aviso meteorológico.

-También se ha eliminado la palabra "riesgo".

-Sí, porque su uso no llevaba implícita una llamada de atención por peligro, pero el ciudadano lo percibía así y no como posibilidad de que pudiera llover o nevar.

-¿Y las cotas de nieve?

-La recomendación es que los predictores sólo las indiquen en los textos cuándo y dónde va a nevar de verdad, para no llamar a equívocos.

-También eliminan "posible".

-Se cambia por "probabilidad baja" o "alta". Cuando se decía "probables lluvias en la costa de Asturias" se quería decir que podía o no podía llover, que existía una pequeña posibilidad de que ocurriese y sin embargo se entendía que iba a llover seguro.

-Y de nuevo se decía que "los del tiempo no aciertan".

-Asturias es muy compleja porque tiene muchos microclimas y el viento se canaliza de una determinada manera que puede dar lugar a contrastes muy grandes. Por eso a veces se tiene la sensación de que "los del tiempo se equivocan", como dicen por ahí.

-Es que a veces las equivocaciones han sido importantes. Y Semana Santa es una época en la que suelen ocurrir estos errores.

-Las previsiones en Semana Santa son muy complicadas y más cuando se quiere saber con tanto tiempo de antelación. El problema es que los ciudadanos quieren un pronóstico local, y si además se pide con días de antelación, estoy condenado a equivocarme. Por eso desde la Asociación de Comunicadores de Meteorología intentamos apostar por el lenguaje de la probabilidad. No es fácil hablar en porcentajes, pero es la información más objetiva que se puede dar al ciudadano. Un 40% de probabilidad de lluvias ya es un tanto por ciento elevado. En televisión se puede jugar con los colores, por ejemplo. Pero sólo un símbolo puede generar frustración. El reto está en dar información adicional. Con los modelos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ya se puede cuantificar, y eso es lo que hay que intentar transmitir.

-Ustedes han hecho encuestas y estudios. ¿Es difícil, en general, el lenguaje meteorológico para los ciudadanos?

-La sociedad en sí también se tiene que acostumbrar a escuchar y a comprender términos diferentes por complejos que les puedan resultar. Pasó con Mariano Medina, que fue el primero que empezó a hablar en televisión de las isobaras, los anticiclones, las borrascas... términos que ahora ya se han vuelto cotidianos. Pues poco a poco hay que enseñar a contar el tiempo de otra manera y de la forma más objetiva, y a los ciudadanos, a aprender.

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