La décima legislatura empieza como si de un calco se tratara con las mismas hechuras y estrategias que la recién finalizada. Si hace cuatro años un pacto a tres bandas entre el PSOE, IU y UPyD para repartir los puestos de la Junta General y un escaño en el Senado despejó la investidura de Javier Fernández, ahora el PSOE, IU y Ciudadanos han sellado un acuerdo que está por ver si se traduce bien en 22 votos favorables al candidato socialista o, al menos, en que esos partidos no respalden a aspirantes del PP o Podemos.

La Mesa de la Junta, el órgano parlamentario que acaba de tomar posesión en el pleno que abre la nueva legislatura, tiene cinco puestos y la misión de organizar el trabajo en la Cámara regional y calificar todas las propuestas que ella llegan. Ahora, como tres años atrás, se han repartido los cinco puestos, correspondientes al Presidente, dos Vicepresidentes y dos Secretarios entre cinco de los seis partidos con representación parlamentaria, de tal forma que queda garantizada la pluralidad, aunque a costa de la representatividad lograda en las urnas. Es decir, como en la Mesa de la Junta cada miembro vale un voto, los diputados de tres partidos minoritarios vuelven a tener licencia para bloquear iniciativas como la discusión de leyes, algo que ya ocurrió en la anterior legislatura con la nueva norma de la televisión pública, aparcada con los votos de Foro, IU y UPyD. Entonces la opinión de estos partidos, que sumaban 18 diputados, prevaleció sobre la del PSOE y el PP con 27. La historia podrá volver a repetirse si Podemos, IU y Ciudadanos, que suman 17 escaños, se ponen de acuerdo frente a socialistas y populares. Otro golpe al bipartidismo.