La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

VÍCTOR MANUEL | Cantante

"Me gusta pasear por Cuna, es volver a la infancia"

"Si yo pudiera, echaría una mano a Asturias para que tuviese un menor número de parados y más entendimiento entre las fuerzas políticas"

Víctor Manuel, en su último concierto en Oviedo. NACHO OREJAS

El próximo sábado, día 11, el autobús de Víctor Manuel y Ana Belén hará parada en Asturias con su gira "Canciones regaladas", que reúne a la pareja sobre el escenario tras siete años de ausencia. Se trata de un espectáculo con sus éxitos más conocidos y en el que Víctor Manuel (Mieres del Camino, 1947) se presenta con la misma ilusión y ganas que cuando empezó en la farándula hace cincuenta años. Regresa el mierense a la Asturias que añora, la de sus paseos por el valle de Cuna o la de un tapeo de oricios en Tazones. Preocupado por el futuro de su Mieres natal y las Cuencas, Víctor critica la "ley mordaza" y la preocupante situación que se vive en Grecia. Por unas cosas y otras, se ve que el artista aún tiene cuerda para rato.

-Asturias si yo pudiera... continúe la frase, ahora.

-Si yo pudiera echarte una mano realmente en serio. Que Asturies tuviese un desarrollo más fuerte, un menor número de parados, más entendimiento entre las fuerzas políticas...

-¿Qué es lo que nunca le falta cada vez que vuelve a la región?

-Nunca me falta el cariño de la gente. Me lo encuentro por la calle y cuando subo al escenario.

-¿Un lugar obligatorio que siempre visita?

-Me gusta andar por los parques, andar por el monte e ir al valle de Cuna siempre que puedo, porque me lleva directamente a la infancia. Y si puedo ir a comer unos oricios y un centollín a Tazones, también me presta.

-¿Se añora Asturias desde la distancia?

-Cada cierto tiempo intento volver para cargar las pilas. Volver a casa, a la infancia; recordar un tiempo en el que tenía 10 o 15 años me viene muy bien.

-¿Qué ofrecerá en su concierto "Canciones regaladas" el próximo sábado en la Laboral?

-Por un lado, es un resumen del disco que acabo de grabar con Ana Belén, que son doce canciones de grandísimos autores: Rubén Blades, Leonard Cohen o José Alfredo Jiménez. Y después todas las canciones que nos han regalado a Ana y a mí en la vida, como "La Puerta de Alcalá" o "Contamíname". A Ana, que no compone, le he regalado muchas canciones, como "España, camisa blanca" o "No sé por qué te quiero". Pero otros le han regalado "Derroche" o "El hombre del piano". Es tan apabullante todo lo que hay en el escenario que se pasa en un suspiro.

-¿Qué supone volver a subirse junto a Ana Belén al escenario siete años después de la última vez?

-Estamos disfrutando mucho. Aunque parece que lo hacemos todo juntos, lo hacemos todo separados, y apenas nos juntamos de vez en cuando.

-¿Creyó cuando se empezó a popularizar hace más de tres décadas que su "Asturias" iba a acabar siendo un himno para los asturianos y que serviría para cerrar todas las fiestas?

-Creo que las canciones siempre tienen un tiempo y un espacio para desarrollarse. Ya la llevaba cantando un tiempo cuando empezó a ser conocida. A partir de 1982 fue cuando la canción despegó y los asturianos deciden hacerla suya. Nunca se puede prever. Y más con esta canción, que tiene una fuerza dentro importante. Pero, como tantos himnos, tiene dentro una canción de derrota. Está hablando alguien que nos quiere desde la periferia, como Pedro Garfias, de todo lo que nos hemos enfrentando los asturianos históricamente y que no puede echarnos una mano.

-Rezaba ese himno que Asturias es "verde de montes y negra de minerales". ¿Cómo ve el futuro de las Cuencas?

-Las Cuencas languidecen desde hace muchísimos años. Tienen difícil solución. Te pone aún más la carne de gallina cuando ves la marcha de los mineros a Madrid, al ver el documental "Remine". En su cara se les nota que saben lo que va a pasar, que van al matadero, pero aun así salen y caminan.

-En su canción "Yeren dos guajes" decía: "Ésta ye la historia de dos pastores / que bajaron del Puertu Tarna a Xixón a ver el mar / y púsoyos una multa de 25 pesetes / un policía municipal / por verter aguas en la playa de San Lorenzo / junto a la Escalerona...". ¿Volvemos a un estadio policial con la "ley mordaza"? ¿Vamos hacia atrás?

-Está explícitamente dictada para combatir las revueltas, para que la gente no salga a la calle y no se manifieste. Y que sea consciente de que si lo hace puede caerle una importante multa. Es un disparate, y cualquier gobierno de futuro, que va a ser de coalición con total seguridad, va a quitar esa ley o la modificará.

-¿Qué opina de la situación que vive Grecia?

-Es muy agónico todo. No sé cómo se llegó hasta esa situación y qué torpezas se cometieron por todas las partes. Cualquier pueblo, sea griego o el que sea, no se merece una situación tan complicada.

-Volviendo a Asturias, ¿qué tiene Gijón que no tenga Oviedo?

-La gente de Gijón es más abierta, tiene otros horizontes y es más espontánea.

-¿Y qué tiene Oviedo que no tenga Gijón?

-Es más señorial, seguramente como ciudad; por lo menos la almendra de la ciudad, la zona histórica, es incomparable. Pero gente buena, guapa y leal la hay en los dos sitios.

-Esta semana el Sporting ha cumplido 110 años de vida, usted, que fue el autor del himno del centenario, ¿tiene la sensación de que no cuajó?

-El Sporting tiene un himno oficial. Eso fue algo que hicieron varios equipos de este país para conmemorar los 100 años. Hice un himno que era lo menos parecido a un himno. Si le dices a la Mareona que "no vale ganar de cualquier manera", cáguense en tu puta madre (sonríe), y eso era lo que decía el final. Aunque como se vio esta temporada, vale ganar de cualquier manera y en el último partido. El himno era un himno a la contra, y con dosis de humor. Me metí en eso yo solo y porque me dio la gana, no cobré ni una perra. Serrat, que es muy amigo y futbolero, me dijo que no lo hiciera, que sólo traía problemas, pero aun así lo hice.

-¿Cómo vivió el ascenso a Primera y cómo ve el futuro del equipo?

-Esperemos que el futuro sea mejor que el inmediato pasado. Me alegro de cualquier cosa buena que le pase al Sporting. Y cuando se sube de esta forma tan agónica, la emoción es imborrable para todos sus seguidores y para los que no lo son tanto. Espero que el futuro sea brillante, que se mire para les perres, y también cuando se salga de la losa económica que se tiene encima. Y que se hagan las cosas bien a partir de ahora y se deje de hacer locuras.

-¿Necesita Asturias al Oviedo en Primera?

-Claro que sí. Dos equipos en Primera, con tan poca población, es un disparate para cualquier observador neutral, que te dirá que no hay masa crítica para tener a dos equipos en Primera, pero ojalá suba el Oviedo y nos dé satisfacciones. Quiero a los dos en la máxima categoría. Aquel cartelón que ponían en los coches de "Oviedo capital de Asturias, fútbol de Primera a 28 kilómetros" no lo comparto.

-Tras medio siglo cantando, ¿qué queda de aquel joven de la década de los sesenta?

-Lo esencial queda todo, aunque las circunstancias cambiaron muchísimo. Recuerdo la primera vez que canté en Gijón en el Parque de El Piles, se llenó hasta la bandera y me pagaron 14.000 pesetas. Los dueños me dijeron que firmase para el año que viene y les dije que ya firmaríamos más adelante. Uno era tan ingenuo cuando empezaba a cantar que es difícil pensar que sigue siendo lo mismo. Pero continúo cantando porque me encanta, lo paso genial, tanto en el escenario como componiendo.

-¿Sigue siendo un corazón tendido al sol?

-Acostumbro a ser muy generoso, a echar una mano a la gente que te lo pide, que si te lo piden es porque piensan que lo necesitan. Y en ese sentido soy muy abierto y cariñoso. La disposición de ayudar la aprendí de mi padre, que hacía eso mismo vendiendo billetes en la estación de la Renfe en Mieres.

-¿Sigue teniendo las mismas ganas que el primer día? ¿Qué retos tiene previsto afrontar?

-Tengo ganas de hacer cosas. Tengo programado hasta el verano que viene entre las giras por aquí y por América. Además tengo en la cabeza un proyecto nuevo de disco. En esta profesión el trabajo no te lo trae nadie a casa. Tienes que inventar continuamente aquellas cosas que te provoquen y sean diferentes a lo que acabas de hacer ahora o hace veinte años.

Compartir el artículo

stats