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Oleada de incendios en la región

Tres días solos en Tineo luchando con mangueras caseras contra el fuego

"Estábamos acorralados por las llamas y nadie nos ayudó", denuncian los vecinos de Llaneces de la Barca, La Uz y Castañera l El Principado afirma que se movilizaron medios, pero "los recursos son los que son, y hay que establecer prioridades"

Tres días solos en Tineo luchando con mangueras caseras contra el fuego

El olor a quemado penetra con intensidad en los valles de Tineo. Tanto, que repugna. Un manto gris de bruma intenta cubrir la cara más negra de este concejo, uno de los más castigados de Asturias con cinco incendios activos. Las llamas arrasaron desde el domingo decenas de hectáreas, que ayer recibieron con agrado la lluvia caída en casi toda la región. El paisaje que se contempla desde Llaneces de la Barca, en la parroquia de El Baradal, es desolador. Los montes están calcinados y la sensación es de ahogo. Parece no haber vida en esta aldea de quince habitantes, situada a 575 metros de altitud sobre el río Narcea. Pero, casi en la cima, la hay. "Estuvimos desde el domingo defendiendo el pueblo con calderos de agua. El fuego nos tenía acorralados", cuenta Laudino Fernández, junto a su nieta Lucía, de 13 años. Ambos viven a escasos metros de lo que hasta el martes fue un "infierno".

"Trabajamos mucho; no había forma de sofocar el incendio. Parecía que en vez de agua, echábamos gasolina", asegura Fernández. Su vecino Avelino Díaz da fe de ese trabajo. "Lo pasamos muy mal, veíamos que las llamas nos estaban rodeando y temíamos que nos entrasen en casa", dice, con cara de cansancio. Su hijo Ignacio, muy enfurecido, no para de interrumpirle: "Los bomberos no hicieron nada; si no llega a ser por nosotros...".

Este joven no es el único que se queja de la escasa atención recibida por parte de la Administración regional. "Aquí no vino nadie, tuvimos que hacer uso de los medios que teníamos y lo pasamos muy mal", sostiene Maribel García, residente en La Uz, el pueblo que limita con Llaneces de la Barca. Fuentes del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) aseguran, en cambio, que en la zona intervinieron varios efectivos. Aun así, insisten en que "los medios son los que son y hay que priorizar".

De La Uz es también Carmen Riopedre. El fuego devoró dos fincas de su ganadería. "Son muchas las horas que trabajamos al día para ahora perderlo todo", lamenta la mujer. "No sabemos todavía cómo nos va a afectar todo esto, pero imagino que habrá que volver a echar semillas y no nos dejarán utilizar el terreno pasados varios meses", agrega, con pena. Riopedre vio las llamas muy cerca. Ella y su familia tuvieron que armarse de valor y correr a salvar el ganado.

Su hija Jenifer Puertas, que pese a sus 11 años es muy dicharachera, relata con todo lujo de detalles ese momento. "El suelo ya empezaba a quemar y las vacas no querían moverse del sitio. Pero al final lo conseguimos", explica. "Fue desesperante", añade su madre. Dentro de lo malo, Riopedre opina que los daños fueron mínimos. "Al ganado no le pasó nada y a las casas tampoco. Hay que quedarse con eso", señala, rodeada de montes teñidos de negro. Unos montes que hace once años también ardieron a causa del calor. Esta vez, las llamas se veían venir en Tineo, pues como afirma Laudino Fernández, la sequía se adelantó "al menos tres meses".

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