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Los amarres políticos de Naval Gijón

El PSOE denuncia el "pacto del Astillero" entre Cascos y líderes sindicales ligados a Podemos para impedir un gobierno socialista en la mayor ciudad de la región

Los amarres políticos de Naval Gijón

El pacto de la Zoreda, el pacto del duernu... La idea de la existencia de reuniones secretas entre poderosos para diseñar (o repartirse) la región no es nueva en la política asturiana. Y, con el amor a la conspiración que caracteriza a los seres humanos, estas "ententes" han tenido una gran fuerza propagandística, casi siempre para atacar a los dos grandes partidos tradicionales: el PP y el PSOE. Sus promotores se remiten a supuestas pruebas, interpretando el devenir político bajo esta clave, para darle consistencia a esa supuesta conspiración, oculta a ojos de la mayoría de la población, según dicen. Hubo "pacto del duernu" cuando PSOE y PP acordaron aprobar el presupuesto; "pacto del duernu" cuando los socialistas decidieron no apoyar a Ana Taboada (Somos) para la Alcaldía de Oviedo, "pacto del duernu" en la operación de los Palacios de la capital autonómica...

Ahora, esta eficaz arma política se ha vuelto en contra de quienes eran sus más fervientes valedores, las nuevas formaciones que nacieron para intentar agrietar el bipartidismo, como Foro y Podemos. Y es que, como los demás no son mancos, otros han recurrido a la misma estrategia y han lanzado a la arena política un nuevo pacto con el que tratar de explicar la tantas veces inexplicable política asturiana, con mil vertientes. Se trata del "pacto del Astillero", el que une a los izquierdistas de Podemos con los conservadores de Foro Asturias. Un acuerdo sin luz ni taquígrafos que habría permitido al partido de Francisco Álvarez-Cascos mantener el bastón de mando en Gijón, pese a que las fuerzas progresistas son mayoría en el salón de Plenos (entre todas suman 15 de los 27 concejales en la Corporación de la mayor ciudad de la región).

El "astillero" al que se refiere el pacto no es otro que el de Naval Gijón, cuyos trabajadores protagonizaron durante años una de las luchas sindicales más duras de las ultimas décadas en todo el Norte de España. Dos de sus dirigentes, Cándido González Carnero y Juan Manuel Martínez Morala, ingresaron en prisión en 2007 acusados de romper un sistema de vídeo del Ayuntamiento de la ciudad durante las intensas movilizaciones de 2005, poco después de que llegara al Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos son dirigentes del combativo sindicato Corriente Sindical de Izquierda (CSI), nacido de una escisión de Comisiones Obreras en 1982.

Durante gran parte del largo conflicto laboral de Naval Gijón, en las Casas Consistoriales de la ciudad costera, en el Ejecutivo del Principado y en el Gobierno central gobernaba el PSOE, contra el que se organizaron muchas de aquellas movilizaciones que acababan en barricadas, enfrentamientos en la vía pública contra los antidisturbios y, finalmente, con dos sindicalistas encarcelados. La CSI siempre responsabilizó a los socialistas gijoneses y a la entonces alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, de aquel proceso judicial, ya que fue la administración local la responsable de interponer la denuncia que acabó en condena.

En aquellos años, Francisco Álvarez-Cascos, que había abandonado la primera línea política, mantenía una buena relación personal con los sindicalistas gijoneses, a los que apoyó públicamente en numerosas ocasiones y a los que, incluso, intentó visitar cuando estaban en la cárcel. Ésta es la conexión que los socialistas asturianos ven clara y transparente como el agua, a la hora de explicar la para ellos inexplicable decisión de permitir un gobierno conservador en minoría en una ciudad que, tradicionalmente, siempre se ha sentido identificada con partidos de izquierda en lo que al juego de mayorías se refiere. Y es que en Xixón Sí Puede, la candidatura que se presentó a las elecciones municipales de Gijón con el aval oficial de Podemos, la presencia y el peso específico de líderes sindicalistas de CSI, entre ellos Cándido González Carnero, son una realidad incontestable.

"Tener un enemigo común une mucho y eso es lo que pasa con Cascos y Carnero. Para los dos, el PSOE es el enemigo a batir desde hace mucho tiempo", aseguran dirigentes socialistas, que consideran "evidente" que Xixón Sí Puede no se sentó a negociar con el PSOE e IU con la intención de llegar a un acuerdo, en las negociaciones posteriores a las elecciones del pasado 24 de mayo.

"Lo de El Musel es una excusa, es algo muy forzado. Se puede decir que Xixón Sí Puede se ha inventado la figura de la imputación preventiva para no respaldar al candidato socialista", añaden. Se refieren a José María Pérez, al que Podemos vetó, alegando que había sido miembro del Consejo de Administración que aprobó la ampliación del puerto gijonés, cuestionada por las autoridades europeas debido al uso de algunos fondos y que está siendo investigada por la Audiencia Nacional. Podemos impulsó la denuncia que ha llevado a esta investigación.

Por eso, los socialistas creen que será imposible llegar a acuerdos con Podemos, también a nivel regional, al entender que la presencia de los miembros de CSI entre sus bases y dirigentes supone un obstáculo insalvable. "Se vio durante las negociaciones de investidura: el segundo día Emilio León hizo un discurso más conciliador, pero rápidamente la cosa se tensó durante la negociación, con la exigencia de que Javier Fernández recibiera a la Asamblea de Trabajadores en Lucha, que intentaron hacer imposible la reunión faltándole el respeto, llamándole 'el director del circo'. Hay un claro interés por impedir cualquier acercamiento", aseguran desde el PSOE. La reciente visita de la Asamblea de Trabajadores a la diputada de Foro Cristina Coto es, para estos socialistas, otra muestra que avala la existencia de ese "pacto del Astillero" que permitió que Foro mantuviera la Alcaldía de la mayor ciudad de Asturias.

En Podemos, se considera "ridícula" la acusación de la existencia de ese pacto secreto entre dirigentes de CSI y Francisco Álvarez-Cascos. "Cándido González Carnero es una persona íntegra y Cascos es un dirigente político cuya trayectoria está a la vista de todos", señalan representantes regionales del partido morado, que niegan que CSI actúe como una fuerza que radicaliza su mensaje. "No somos CSI, aunque respetamos su trayectoria sindical. Nosotros apoyamos, por ejemplo, que los autónomos participen en la concertación social, tenemos nuestra propia identidad", añaden. Respecto a la ausencia de un acuerdo de izquierdas en Gijón, desde Podemos se insiste en que fue imposible por su lucha contra la corrupción. Y ponen como ejemplo el apoyo dado por los concejales de Somos al socialista Wenceslao López, en Oviedo. "No tenemos problemas con los socialistas, sino con los socialistos", han dicho públicamente dirigentes de la formación.

Lo que está claro es que en ese ADN que suelen reivindicar los de Podemos, la antipatía al PSOE y el rechazo a su trayectoria en Asturias está grabada a fuego, un discurso en el que coinciden plenamente con Foro Asturias. Una distancia que será difícil achicar, con o sin "pacto del Astillero".

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