Los independentistas catalanes "no tienen probablemente otra salida que elevar la apuesta, pero estoy convencido de que existe en Cataluña una mayoría social que prefiere un entendimiento a la ruptura", y a esa mayoría tiene que dirigirse "la búsqueda de acuerdos".

Una parte significativa del discurso de ayer del presidente Javier Fernández se centró en "un asunto extraordinariamente inquietante", casi en vísperas "de unas elecciones disfrazadas de plebiscito, o de un plebiscito disfrazado de elecciones, según prefieran".

Frente al concepto de pueblo, Fernández apeló al de ciudadanía. "Siempre que el pueblo, cualquier pueblo, ha subido al escenario la ciudadanía ha hecho mutis por el foro", aseguró. "Pero la ciudadanía no es etérea, no está constituida con emociones y aromas de leyenda, sino con derechos y obligaciones políticas. La ciudadanía está vinculada al Estado".

"Vivimos en un sistema mundial de estados, no de naciones. Debemos pensar menos en un pueblo basado en la identidad que en una ciudadanía fundada en valores democráticos", dijo Javier Fernández antes de mencionar unas palabras de Ramón Vargas Machuca (filósofo y político andaluz): "Ningún régimen funciona razonable y eficazmente con disputas agónicas permanentes sobre cuál es la comunidad política relevante, sobre las potestades de uno u otro territorio".

Javier Fernández habló largo y tendido de Cataluña, quizá más de lo que muchos esperaban en un acto estrictamente académico como el de ayer, en el que había caras políticas nuevas, las del consejero de Educación y Cultura, Genaro Alonso, y la directora general de Universidades, Cristina Valdés, entre otras.

El año pasado Cataluña ya fue protagonista en el discurso del presidente Fernández en el mismo acto. En un año "la situación se ha agravado", reconoció. El presidente Fernández reclamó "respeto para la Constitución y para nuestro ordenamiento jurídico" y alertó, una vez más, de lo que entiende como un debate "con un potencial autodestructivo enorme para Cataluña y para España".