La marcha atrás de las cercanías ferroviarias de vía estrecha en Asturias no tiene freno. Las líneas de la antigua Feve perdieron más de 92.400 pasajeros en los dos primeros cuatrimestres de este año en comparación con el mismo periodo de 2014. En concreto, son 1.559.464 viajeros en lo que llevamos de ejercicio, frente a los 1.651.885 usuarios acumulados a 1 de septiembre del año pasado.

Esta nueva caída de pasajeros acentúa el declive de un servicio que ha sufrido un enorme desplome de viajeros en apenas una década, como demuestra el que hecho de que haya cerrado 2014 con 2,4 millones de usuarios, la mitad de los 4,8 millones acumulados en 2004. La "sangría" no se ha detenido con la integración de Feve en Renfe, oficializada el 31 de diciembre de 2012. Muy por el contrario, usuarios y ferroviarios coinciden en que el servicio que se presta a los pasajeros ha empeorado notablemente desde que la operadora de vía estrecha dejó de existir.

Los datos son elocuentes. La antigua red de Feve en Asturias tiene 34 estaciones y apeaderos que no llegan ni a un usuario de media al día, la mayor parte de ellos en la costa occidental. En las cercanías del centro permanecen abiertas 23 terminales que no alcanzan los 15 pasajeros por jornada y hay otros 27 andenes que están por debajo de los 25 viajeros diarios. Según denuncian los propios ferroviarios, una de las causas que explican la drástica reducción del número de usuarios estriba en la abundancia de tramos en vía única, en la que son frecuentes los retrasos de cierta entidad. Además, el mal estado y la falta de mantenimiento de los trenes provoca cancelaciones de servicios de los que ni se informa a los viajeros, ya que en la mayor parte de las estaciones de la red de cercanías de la antigua Feve ya no queda ni personal ferroviario que atienda a los usuarios.

Pese a que los expertos destacan su gran potencial si estuviese en buen estado, en las líneas de cercanías de vía estrecha no se han llevado a cabo variantes de trazado ni duplicaciones de vía en los últimos años, con la única excepción del tramo entre Carbayín y El Berrón, de 7 kilómetros. Sería necesario mejorar esos trazados y duplicar las vías para que los trenes superen la actual velocidad comercial de 60 kilómetros por hora y logren dar un servicio competitivo que les permita recuperar, aunque solo sea en parte, el terreno perdido, advierten los ferroviarios.