El trayecto en tren entre Madrid y Gijón se convirtió ayer en una dura prueba para la paciencia de 621 pasajeros, tras casi siete horas de un viaje que debería haberse efectuado en cuatro. El tren Alvia de Renfe que partió de la capital de España pasadas las tres de la tarde terminó llegando a Oviedo en torno a las 21.15 horas, y a Gijón, media hora más tarde. Un cúmulo de incidencias, en una jornada clave para la compañía ferroviaria, ya que iniciaba su campaña de viajes con motivo de las fiestas navideñas, hizo que el tren rápido surcara el trayecto a trompicones.

A las cuatro horas, el convoy se encontraba aún en Valladolid, pese a que entonces ya debería estar en Asturias. Según relataron algunos de los pasajeros, el tren estuvo parado y posteriormente circuló con mucha lentitud. La compañía llegó a informar al pasaje de que cabía la posibilidad de que cambiasen de medio de transporte, aunque al final no fue necesario.

Durante varios kilómetros el tren circuló a baja velocidad, aunque finalmente recuperó el ritmo. Según la empresa, fueron "causas técnicas en la unidad" las que provocaron la demora. Empleados de Renfe informaron a los exasperados pasajeros que soportaron el largo viaje que la causa se encontraba en un "eje caliente" de la locomotora y que les devolvería el dinero del billete. Otras fuentes de la compañía aseguraron que el problema estuvo en el suministro de energía a la red, que gestiona Adif. Precisamente estos días Renfe ha reforzado con casi 900 plazas los trenes de Asturias para los desplazamientos navideños.