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La Roza, un "Pueblo ejemplar" en llamas

Los residentes de la localidad, elegida la mejor de Parres en 2015, dicen que "el mejor cortafuegos es un buen desbroce"

Manuel Alonso observa los terrenos calcinados en La Cuesta de Parres, ayer. C. CORTE

"No entiendo quién puede hacer algo así. Quemar a lo loco no es la solución". Lo dice Manuel Alonso, alcalde de La Roza de Parres, mientras observa el manto negro que cubre el monte a escasos kilómetros de su casa. Donde antes había pastos y pinos, quedan cenizas. El olor a humo seguía ayer impregnado en el aire ya que el fuego que arde desde el sábado y que costó la vida al piloto madrileño José Antonio Rodríguez, aún estaba activo junto con el de Cofiñu.

El incendio llegó a las puertas del recién elegido como "Pueblo ejemplar" de Parres 2015. Un galardón conseguido gracias al esfuerzo de la Sociedad de Festejos y Cultura "Santuario de los Remedios" de La Roza, que cuenta con unos 300 socios, a pesar de que el pueblo tiene sólo 30 habitantes, que son una piña. "Una piña quemada", bromean los residentes con la amargura de saber que pasarán años antes de que la tierra regenere y vuelva a dar sus frutos. Y es que entre las decenas de hectáreas afectadas se encuentra un pinar público. "Los vecinos de San Juan de Parres, San Martín de Bada, Bada, Vallobil, Llau, Sotu Deu, Deu, Aballe, Santianes de Tornín y El Colláu'l Andrín tenemos un convenio con la administración por la cual el 85% de los beneficios de la venta de la madera son para la mejora de estos núcleos. El incendio es una faena", comenta Alonso.

Los ganaderos expresan su temor ante la posibilidad de que los terrenos calcinados sean acotados. "Como se te escape una vaca para allá se te cae el pelo con las multas pero los animales salvajes foráneos sí camparán a sus anchas", esgrimen. "Antes había muchos ganaderos por el monte, que de la que pasaban prendía un matojo de forma controlada", dicen. Para algunos residentes de La Roza de Parres como Daniel Meré la solución está clara: el mejor cortafuegos es un buen desbroce. "Si queda limpio y rozado el monte, no hay problemas". Con él coincide el lugareño Miguel Ángel San Martín, aún impactado por la quema. "Quedó el monte afeitado, da pena verlo y mira que anduvieron por aquí trabajando bomberos con helicópteros a sol y sombra", dijo, a la par que mostró su preocupación por el viento que ayer azotaba La Roza. De la misma opinión era José Manuel Pandiello. "El aire es mala cosa, hace avanzar al fuego kilómetros". A vecinos como Enrique Pandiella el fuego les pilló en la mesa electoral. "Me tocó ponerme y cuando oí lo del fuego temí por la cabaña que tengo en Les Mates pero afortunadamente el fuego se quedó a los pies de ella. No hubo peligro real sobre el pueblo pero hay que tomar medidas para que vuelva a ocurrir algo así", concluyó.

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