La Universidad de Oviedo ensayó hace cinco años un método contra las "telechuletas" que no llegó a prosperar porque la normativa en vigor lo impedía. El Gobierno central obligó a la institución docente asturiana a retirar los inhibidores de frecuencia que centros como las facultades de Derecho o Medicina y la Politécnica de Gijón, que habían tratado de instalar estos dispositivos en sus aulas para evitar la transmisión de datos entre móviles durante los exámenes.

El Ejecutivo fundamentaba la decisión en razones de seguridad y ante posibles trastornos de comunicación en edificios próximos. Muchos consideraban los inhibidores el mecanismo más eficaz para protegerse contra las "telechuletas" pero su uso podía llevar a importantes sanciones económicas en un momento en que la institución académica no podía permitirse grandes desembolsos ni siquiera para mantener su actividad cotidiana. "Es un tema delicado y parece ser que no todo vale para frenar estos métodos", apuntaban entonces algunos decanos y directores de centros.

El reglamento de evaluación de la Universidad de Oviedo sí permite a los docentes fijar normas de conducta durante la realización de los exámenes. Así, se acepta la expulsión de los exámenes a todos los aquellos estudiantes con el móvil encendido para atajar de raíz el incremento de los casos de "telechuletas".