La Banda Bassotti no es el clásico grupo para las fiestas de San Mateo (al menos no lo era hasta ahora ). Los italianos alimentan la imagen de grupo revolucionario afín a ideas independentistas y un tanto pistoleras. En los prolegómenos de la gran espicha de confluencia que tuvo lugar anteanoche en Oviedo con mucha gente de Podemos y muchos "ex" de Izquierda Unida, la Banda Bassotti sonó con "El pueblo unido", ese himno cien veces versionado que nació en 1973 en Chile y pasó unas semanas después a la clandestinidad musical con el golpe de Estado de Augusto Pinochet.

"El pueblo unido jamás será vencido" tiene letra que no ha perdido vigencia del todo, pero envejece como todas las proclamas que en el mundo han sido.

En 1973, cuando Quilapayún grabó el tema, muchísimos de los asistentes a la espicha confraternizadora de Casa Gervasio (20 euros por persona) no habían nacido. La esencia de la ideología tiene mucho que ver con ese heredar el mito y el rito, con el traspaso generacional que anteanoche explicó, con tonillo de homilía, el todavía miembro del Consejo Federal de IU Manuel Monereo, un pater noster de la mayoría social que asegura que dialoga mucho con los muertos. "Es muy importante la Historia", dice. Esa que no se estudia lo suficiente en la escuela, "que se cuenta mal y de la que se sabe poco". Los jóvenes de Podemos son generación LOGSE y LOE, nada que ver con lo que le tocó al jienense Monereo (1950), en tiempos de escuelas de niños y niñas, convenientemente separados, y de formación del espíritu nacional.

A las tres generaciones en la espicha del reencuentro les une el rechazo a una política de palo y tentetieso, y una curiosa jerga bélica que suena a ultratumba. Lara Hernández fue presentada como "la partisana de la izquierda". David Acera terminó su intervención con un "no pasarán... Pasaremos nosotros". El "no pasarán" también lució en el discurso del historiador Rafa Posada, mientras Anguita hablaba -desde la pantalla- de "enemigos" y Monereo de "hombres y mujeres enterrados en cunetas". Por fortuna la sidra dulcificó más tarde el ambiente.