El economista Fernando Rubiera, coordinador del Laboratorio de Análisis Regional (Regiolab) de la Universidad de Oviedo, reclamó ayer un "gran impulso político" para crear el área metropolitana, convencido de que puede convertirse en ese "gran proyecto" que necesita Asturias para sustituir al ya "agotado" de las infraestructuras y ser también pieza clave para afrontar los problemas más acuciantes que hoy sufre el Principado, entre ellos la falta de dinamismo de su economía o el envejecimiento de la población. "Si funcionásemos como una sola ciudad sería posible incrementar la productividad en un 10%", subrayó Rubiera, uno de los firmantes del avance de las directrices de ordenación del área central presentado por el Ejecutivo autonómico, durante su intervención en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

Juan Vázquez, también economista y exrector de la Universidad de Oviedo, fue el encargado de presentar a Rubiera. En su intervención inicial se mostró favorable a la consolidación política de lo que ya es una realidad: el carácter metropolitano del centro. "El asturiano ya se mueve en esa clave: vive en Oviedo, trabaja en Gijón, va al museo en Avilés y toma unos culetes de sidra en Mieres", afirmó el economista allerano, integrante del consejo asesor de la Presidencia, "comité de sabios" que recomendó hace años la potenciación del modelo de consorcios en el área central. "Por separado somos poco y juntos podremos ser algo", añadió Vázquez, para justificar la necesidad de "hacer legal lo que ya es real" y "aprovechar los efectos beneficiosos de las economías de escala y aglomeración que se dan en las ciudades de cierto tamaño". El reto no es menor. "De lo que se trata es de decidir si somos la aldea global o la aldea perdida", sentenció.

La exposición de Fernando Rubiera para argumentar su apuesta metropolitana para Asturias arrancó de un análisis del impacto de las ciudades en el desarrollo de los territorios. Según indicó, la creciente concentración de la población en grandes urbes es un proceso que irá a más en los próximos años y que dejará en "la periferia de la tecnología y del conocimiento" a aquellos espacios alejados de las metrópolis, donde se reducen los costes, aumentan los beneficios y prende con fuerza el emprendimiento. "Las ciudades con un tamaño de entre medio millón y dos millones de habitantes permiten lograr la máxima diferencia entre beneficios y costes", indicó el coordinador del Regiolab. El centro de Asturias, entendido como una única entidad urbana aunque polinuclear, sumaría unos 800.000 vecinos. Dentro, por tanto, de esos parámetros "óptimos" apuntados por el economista.

A juicio de Rubiera, el eje del centro ya está "unido por los flujos" de movimiento de la población. Y es que, según indicó, la mitad de los trabajadores del área tienen su empleo en un concejo distinto al que residen. "Aunque polinuclear, científicamente es indiscutible que tenemos un área metropolitana, por mucho que sus principales ciudades, al ritmo de crecimiento actual, no se llegarían a tocar hasta dentro de treinta años", indicó Rubiera, en coincidencia con lo expuesto por Vázquez. Para el coordinador del Regiolab, las interrelaciones entre los concejos que componen este espacio son "evidentes" y tal situación hace "necesario" un proceso de ordenamiento urbanístico que, entre otras cosas, ponga coto al modelo de crecimiento disperso que se está imponiendo en el centro de la región y que -advirtió el economista- conlleva problemas de "depredación del suelo".

"Oviedo y Siero no son independientes, como prueba que el gran centro comercial de la capital esté en Paredes. A Avilés se le ha quedado pequeño el municipio y está creciendo en Corvera, y el trasvase residencial de Gijón a Villaviciosa está creciendo. Los concejos no pueden tomar las decisiones sin contar unos con otros", reflexionó Rubiera ante un auditorio en el que estaban varios profesores universitarios y el director general de Urbanismo y Ordenación del Territorio, Juan Fernández Pereiro.

Sostuvo a continuación el experto en economía urbana de la Universidad que la puesta en marcha de un área metropolitana "de mínimos" ya permitiría superar esos conflictos que se presentan entre los municipios con "decisiones interdependientes". Sin embargo, la tesis de Rubiera es que Asturias necesita algo más. Un planteamiento "de máximos" que permita exprimir las potencialidades del territorio, que también facilite un "sistema de movilidad eficiente" y que incremente la productividad económica.

"No deberíamos de desaprovechar la dinámica urbana para la mejora de los servicios de conocimiento y de creatividad, que es por donde fallamos", indicó el profesor, convencido de que Asturias "tiene que crecer para dejar de ser periferia y pasar a ser central". Y, en este sentido, la posición geográfica no puede ser entendida como una rémora. "La región ocupa una situación intermedia entre las dos grandes ciudades del Noroeste, Oporto y Bilbao, y eso es muy aprovechable", resaltó Rubiera.

Contener la sangría demográfica, "grave porque se está perdiendo a la gente joven", y captar fondos comunitarios que en los próximos años se destinarán casi exclusivamente a "proyectos de especialización inteligente", fueron otros argumentos esgrimidos por el coordinador del Regiolab. Los beneficios apuntados son numerosos. Lo que se necesita, subraya Rubiera, es un impulso político al proyecto, que, a su juicio, debe de ser movilizado desde la Administración autonómica para evitar los localismos derivados de un eje polinuclear.

"Tenemos que estar abiertos a las máximas potencialidades", resumió Rubiera para defender el proyecto de ordenación del centro que da sus primeros pasos.