El mejillón pigmeo y el poliqueto australiano amenazan los fondos marinos de Asturias. Los dos ejemplares son los reyes de la invasión en el Cantábrico y su población ya ha conseguido desplazar a la autóctona en la ría de Avilés y los puertos de Ribadesella y Llanes. De estas dos curiosas familias habló ayer la bióloga de la Universidad de Oviedo, Eva García Vázquez, durante una charla celebrada en la Facultad de Geología, donde se desveló que la mayoría de las especies que colonizan la región proceden de Oceanía por su semejanza en el clima. No obstante, la bióloga insistió en que la comunidad está recibiendo variedades "de todas las partes del mundo".

Las principales causas de esta invasión tienen que ver con el calentamiento global, la acuicultura y el transporte marítimo. Con respecto a este último factor, Eva García señaló como preocupante no sólo las especies que llegan pegadas a los cascos de los barcos, sino como consecuencia de las aguas de lastre. "Los buques, para su estabilización, lo que hacen es cargar agua en sus depósitos. El problema es que a lo mejor toman esa agua, con todos sus organismos, en Nueva Zelanda y la sueltan en Asturias", explica.

Precisamente el grupo de investigación de la Universidad de Oviedo cree que tanto el mejillón pigmeo como el poliqueto australiano (una especie de gusano marino) llegaron al Principado en barcos. El primer de ellos se está reproduciendo a ritmo "brutal" en la ría de Avilés, donde su presencia ya supera el 54,5%. Los gusanos por su parte representan el 21,4% de la fauna marina en Ribadesella y el 36,4% en Llanes.

Según aseguró la bióloga, la única solución para evitar que ejemplares de otros países se apoderen del Cantábrico es su identificación precoz. Para ello, el Observatorio Marino de Asturias ha conseguido desarrollar una técnica novedosa en el mundo, que consiste en hacer un análisis de ADN ambiental para localizar lo que a simple vista se escapa. Pero si la especie invasora ya está extendida, los expertos proponen hacer una erradicación manual, como se hizo en la ría de Avilés con el mejillón marrón el pasado mes de octubre. "En aquellos puntos donde los voluntarios actuaron, conseguimos eliminar su presencia. Por tanto, la técnica funciona. No quisimos utilizar elementos químicos, porque nunca sabemos el riesgo que puede haber", detalló.

Durante su ponencia, García también reveló otros datos interesantes como que la trucha asturiana está considerada plaga en Nueva Zelanda. "¿Cómo puede ser que una especie que aquí es buena, en otro sitio sea un monstruo? Todo tiene que ver con el cambio de la selección natural y sexual. Y en Nueva Zelanda, nuestra trucha está arrasando con todas las especies autóctonas". La profesora de la Universidad de Oviedo indicó que por lo general, las hembras, cuando colonizan un nuevo lugar "suelen reducir su nivel de exigencia y se reproducen a una velocidad muy rápida". Por algo se llaman invasoras.