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Ramón Junco Pando Leyenda del Sella

Mongo, el caballero del río

Célebre ribereño de la época dorada del Sella, y maestro de la modalidad del devón

Con un magnífico ejemplar del Sella pescado a devón Josefina Junco

Las aguas de los ríos astures están llenas de historia. Sus orillas son mudos testigos de gloriosos y difíciles tiempos pasados, y en esas mismas orillas, a lo largo de los años, se ha forjado una manera única de pescar. Una idiosincrasia con nombres propios. Cada río tiene su presente y su pasado, y a ese pasado pertenecen personajes que, con su esfuerzo, dedicación y buen hacer, hicieron posible que hoy día podamos seguir pescando salmones. Es justo, pues, reconocer la labor de aquellos que con los escasos medios de que disponían, dedicaron sus vidas por salvaguardar un bien tan preciado como es el salmón atlántico.

Ramón Junco Pando, más conocido por Mongo, ha sido una de las cañas más legendarias que han visto las aguas del Sella. Nació en Arriondas el 25 de Agosto de 1916 y falleció el 4 de febrero de 2007. Hombre sencillo y culto, pocos secretos tenían los salmones para él. Persona de agradable conversación, a la que cualquier aficionado estaría horas y horas escuchando era, ante todo, pescador deportivo, respetuoso y altruista como pocos. En los años cincuenta del pasado siglo le apodaron, en un artículo de la prensa local, "El Caballero del Río".

Su infancia no fue fácil. Quiso el destino que no llegase a conocer a su madre y, años más tarde, combatió en la guerra civil, hecho que le tuvo dando tumbos por la geografía española durante un largo período de tiempo. Cabe destacar, a modo de anécdota y para ver el alcance real de su relación con la pesca y los salmones, que durante dicha confrontación un día abandonó momentáneamente su puesto de vigilancia para ir al río a ver salmones, teniendo el infortunio de ser víctima de un bombardeo. La metralla del aquel siniestro le mantuvo con secuelas el resto de su vida.

En 1924, con tan solo ocho años empezó a pescar cuando una tía suya le llevaba a lavar a la unión de los ríos Sella y Piloña. Primero pescardos con una vara de bambú y unos merucos y, posteriormente, truchas. Con trece años sacó su primer salmón. Esperando que el barquero le pasara a la otra orilla, le dio por echar una varada a devón, y prendió un ejemplar. Fue el mismo barquero quien dio gancho al salmón. Fernando Iglesias, que así se llamaba el barquero, fue junto con su hijo Enrique Iglesias, el verdadero maestro que enseñó a Mongo el arte de la pesca del salmón. Con Enrique y otros conocidos ribereños, formó cuadrilla durante muchos años. Aquella primera captura cambió por completo su percepción de la pesca para el resto de su vida.

Mongo fue quien inició la costumbre de pescar a devón con caña corta. Era un auténtico especialista en este arte. Cuando iba a pescar a cebo, devón y pluma con la caña larga, observaba que la vuelta del devón pasaba la cuerda y después cuando echaba la pluma, la mosca venía dando vueltas. Fue así como empezó a utilizar la caña corta para el devón, y la larga para la pluma y el cebo. Poco después, el resto de pescadores del Sella tuvieron que imitarle. Con esta modalidad llegó a capturar, en el pozo de La Torre en El Deva-Cares, tres salmones que pesaron 29 kilos, en apenas dos horas.

Anotaba meticulosamente en una libreta cada salmón que pescaba. Muchos años de historia y miles de capturas resumidas en unas vetustas hojas repletas de anotaciones. Año 1954: 103 salmones, y varias temporadas de 80, 70, 50... Su mayor salmón pesó 13,750 kilos y lo sacó en los Espigones de Triongo, a pluma. Aunque la venta de salmones suponía una importante ayuda a las maltrechas economías familiares de aquellas épocas, siempre fue al río por afición y nunca fue ganchero. Le gustaba acompañar a conocidos y amigos. Disfrutaba tanto pescando como ayudando a que otros lo hicieran. Presumía de tener la enorme satisfacción de que todos los pescadores que acompañó, tarde o temprano, sacaron su salmón.

Quiso el destino que en los años cuarenta, una vez finalizada la guerra, se hiciera cargo de la guardería del Sella. Su única condición fue que, al menos, le dejaran pescar dos día por semana. En un principio se negaron a concederle dicha petición, pero ante la negativa de Mongo tuvieron que acceder. En primer lugar lo fue perteneciendo al denominado Coto del Sella, del Sindicato de Pescadores Profesionales del río y, posteriormente, en el Servicio Piscícola de la Jefatura del Distrito Forestal de Asturias. En ambos casos desempeñó con profesionalidad su labor. En sus inicios tenía competencias únicamente sobre ciertos tramos del río, pero con el paso del tiempo se ampliaron, haciéndose cargo dicho sindicato de la repoblación y vigilancia del río entero. Un gran avance en la recuperación del río Sella. Como hombre respetado que era, consiguió la palabra de todos para no faltar a la ley y respetar el río. A partir de entonces comenzaron a salir más salmones. Los años previos y posteriores al conflicto, en el Sella apenas se capturaban 300 salmones por temporada. Poco a poco las buenas actuaciones del Coto del Sella dieron su fruto, llegando a capturarse cerca de 3.000 ejemplares en 1954.

Perfil

Nació a orillas del Sella en 1916, río al que estuvo vinculado hasta que falleció en 2007. Conocido por su enorme destreza con la pluma y el cebo, y célebre pescando a devón. Casi 80 años de experiencia le convierten en una de las cañas más legendarias que han pasado por los ríos de Asturias. Persona muy respetada y querida en la ribera de su río natal, llegó a ejercer de guarda mayor, colaborando en la entonces recuperación de la especie a mediados del pasado siglo.

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