Más de un centenar de vecinos de los concejos de Salas y Pravia se dieron cita el domingo 15 en la localidad de Bustiello, en el límite de los dos concejos hermanos, para asistir a la inauguración de las obras de restauración de la ermita de San Isidro. La pequeña capilla, propiedad de Fernando Inclán, se encontraba en un ruinoso estado de conservación, por lo que dos vecinos, Arnaldo Abello e Isaac del Campo, el primero de la localidad praviana de las Piñeras y el segundo de Mallecina en Salas, decidieron mediante la ayuda popular de los vecinos de los pueblos cercanos de ambos municipios acometer la recuperación del edificio. Para ello también contaron con la colaboración del sacerdote Jorge Fernández Cuesta, de la parroquia de Cordovero (Pravia), quien ha repartido entre los feligreses una hoja informativa en la que se reflejaban las aportaciones de cada vecino. El total recaudado, 2.240 euros, el dinero gastado fueron 1.887 euros, quedando un saldo a favor de 353 euros.

La festividad del patrono de los labradores se celebró con una misa a la una de la tarde, a modo de pequeña inauguración, a la que acudieron devotos de las localidades de Las Piñeras, Villamondriz, Cordovero, Vegafriosa, La Castañal, Mallecina, Malleza y Linares. También estuvo presente en el acto el alcalde de Pravia, el socialista David Álvarez. En su breve pero emotiva homilía Jorge Fernández agradeció a todos los presentes su colaboración "para hacer posible que casi 30 años después hoy podamos volver a celebrar misa en este santuario". Asimismo, Fernández destacó el despoblamiento del medio rural, del que dijo: "Tenemos que seguir pegados a los pocos vecinos que aún quedan en los pueblos, pues gracias a ellos éstos aún quedan vivos". El sacerdote concluyó animando a los presentes a seguir adelante en la idea de poder "volver a recuperar en parte esta entrañable fiesta, en un paraje tan emblemático como éste".

Una vez finalizada la ceremonia religiosa, los vecinos de ambos concejos, hermanados por unas horas por el patrono San Isidro, cambiaban impresiones sobre la posibilidad de en años venideros, dada la buena acogida que la recuperación de la fiesta ha tenido, celebrar una pequeña espicha popular bajo los robles centenarios que se levantan en las inmediaciones del santuario.