"No hay otra solución realista que no sea levantar viaductos". José Antonio Martínez-Álvarez, catedrático emérito de Geología Aplicada de la Universidad de Oviedo, sostiene que los problemas de inestabilidad del terreno en el trazado de la variante de Pajares, desde Campomanes a Pola de Lena, únicamente se solucionarán de forma solvente mediante pasos elevados que eviten el discurrir de las vías por las zonas afectadas por los cuatro deslizamientos que ha detectado en la ladera. Martínez-Álvarez, que trabajó en la construcción de la autopista del Huerna y es autor del primer estudio geológico para la Variante, reconoce que la alternativa que plantea resultaría "cara", requiere "tiempo" y puede conllevar una "modificación parcial" de la traza, pero insiste en que es la más adecuada para acabar con el auténtico punto crítico de las obras del nuevo acceso ferroviario a la región, tal y como acaba de reconocer el presidente del Adif, Gonzalo Ferre Moltó.

El experimentado geólogo recuerda que la misma ladera que tantos problemas presenta ahora para el ferrocarril ya planteó un reto muy importante a los técnicos que, como él, participaron en la construcción de la autopista del Huerna. "Los deslizamientos del terreno que nos encontramos durante la obra se producían al encajonar la autopista y eran relativamente fáciles de solventar, pero al llegar a Campomanes aparecieron una serie de deslizamientos fósiles que eran como glaciares de tierra, de mucha longitud y un gran volumen", rememora Martínez-Álvarez. La complejidad del terreno hizo que, finalmente, y "tras no pocas discusiones", se decidiera la construcción de un gran viaducto para cambiar el trazado a la otra ladera del valle, lo que supuso una inversión adicional al presupuesto previsto.

Un problema similar al de la salida a la Meseta por carretera se plantea para el ferrocarril. "Los técnicos pensaron que podían contener los deslizamientos de la ladera, se ha trabajado denodadamente para lograrlo y ha habido una fuerte inversión económica", reconoce el catedrático emérito, quien, no obstante, considera que, a la vista de la situación, lo mejor es cambiar parte del trazado desde Pola de Lena a Campomanes y salvar el paso por la ladera con viaductos, de forma que los deslizamientos queden por debajo de las estructuras. "En ese tramo hay cuatro argayos de cierta magnitud que pueden ir a más con el tiempo", afirma Martínez-Álvarez para reforzar sus argumentos.

Los primeros estudios geológicos para la Variante -redactados en los primeros años ochenta del pasado siglo, cuando Renfe estaba presidida por el asturiano Alejandro Rebollo- ya alertaron de la complejidad de la ladera de Campomanes, conocida popularmente en la zona como L´Argayón. Los siete deslizamientos detectados también aparecen en el estudio básico para la nueva línea ferroviaria interprovincial, pese a lo cual no solo se decidió que la traza pasase por ahí, sino que también se proyectó en ese enclave el puesto de estacionamiento y adelantamiento de trenes de la vertiente asturiana. Tampoco sirvieron de nada las advertencias lanzadas por la constructora encargada del tramo desde el mes de septiembre de 2006 sobre la enorme dificultad que presentaba construir la traza en la zona afectada por los argayos.

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) desoyó todos los avisos y mantuvo el itinerario inicialmente previsto. Tal decisión ha conducido a un importante retraso en las obras, ya que en la zona afectada aún no está lista ni la plataforma ferroviaria, así como a una inversión adicional, que va por los 30 millones de euros, para tratar de contener la ladera. Fuentes de las trabajos aseguran que las labores de sujeción están muy avanzadas y que, si no se presentan imprevistos, podrían terminar antes de que concluya el presente año. Será a partir de entonces cuando se pueda empezar a tender vías.

Geólogos asturianos consideran que los problemas derivados de la más que conocida inestabilidad del terreno se hubieran evitado alargando el túnel central de la Variante hasta Pola de Lena, sin tramos en superficie en la vertiente asturiana del tendido ferroviario.