Las directrices de los partidos políticos de apretarse el cinturón en campaña ponen de moda el "selfie candidato". Atrás quedan los grandes despliegues de caravanas electorales, mítines y carteles, merchandising y publicidad hasta aburrir. Los partidos centran sus principales esfuerzos en los "números uno" y al resto de candidatos que van en los puestos considerados de salida les toca tirar de imaginación para "salir en la foto" y tener una presencia pública acorde a las exigencias de unas elecciones generales.

Los modos de hacer campaña han dado un giro copernicano en los últimos años. Los actos de proximidad han ganado terreno a aquellos mítines que concentraban en Oviedo y Gijón decenas de autobuses procedentes de los cuatro puntos cardinales de la región. La saturación que entraña la celebración de unas terceras elecciones en apenas un año también ha llevado a los partidos a bajar el pistón del gasto, no vaya a ser que luego no se recuperen, vía subvención, "los cuartos" destinados a la propaganda electoral.

En este nuevo escenario, las redes sociales han surgido como el cómplice perfecto tanto para los candidatos que no tienen sobre sí los focos de su partido como para los que, aún teniéndolo, ven en ellas un trampolín que fue capaz de catapultar las expectativas de un sorprendente Barack Obama, hace ya casi una década.

"Es una herramienta de trabajo que permite un contacto más directo e inmediato entre el candidato y los ciudadanos, y no sólo durante la campaña electoral", comenta el senador Mario Arias (PP) que lleva años explorando este mundo, todavía por descubrir para buena parte de los candidatos. En las elecciones generales de diciembre pasado Arias comenzó a colgar vídeos de apenas 30 segundos en sus perfiles de Twitter y Facebook, una iniciativa que mantiene de cara al 26-J, convocatoria en la que repite como "número dos" del PP asturiano al Senado, por detrás de Ovidio Sánchez. El número uno socialista a la Cámara Alta, Vicente Álvarez Areces, también apuesta en esta campaña por las redes sociales. Abrió su cuenta oficial en Twitter la pasada semana y va camino de los trescientos mensajes, donde aprovecha para anunciar los actos en los que estará presente, su opinión sobre cuestiones política de diversa índole y, entre otras cuestiones, explica qué hace un senador.

El uso de las redes sociales abarata los costes de la campaña, un dato nada desdeñable cuando los partidos han tocado a rebato para no pasarse del presupuesto en esta segunda campaña de generales en apenas seis meses. "Genera menos gastos y permite desarrollar campañas que hace años eran inimaginables", admite Arias. Podemos, que en estas elecciones estrena alianza con Izquierda Unida, ha dedicado su precampaña, desde hace varias semanas, a actos de proximidad en las plazas de toda Asturias, que ayer culminaron con una puesta en común de las sugerencias recogidas de la gente en una jornada que transcurrió en el colegio Jovellanos de Gijón.