No hay recetas infalibles para hacer cumplir los objetivos de desarrollo sostenible marcados por Naciones Unidas. Queda mucho camino por recorrer pero, a pesar de todo, "el mundo es hoy un lugar más habitable que hace quince años", a ojos de Jacinto Braña. El exresponsable de la Agencia Asturiana de Cooperación y director de la empresa Pensar Consulting defendió ayer, en la inauguración del I Foro de Pensamiento Social, organizado por el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología del Principado, que las migraciones son "uno de los mayores retos para los próximos quince años". Según Braña, se hace necesario en este momento buscar un equilibrio entre la dimensión ambiental, social y económica del desarrollo para garantizar la supervivencia de los recursos naturales, eliminar desigualdades y satisfacer las necesidades básicas de la ciudadanía sin caer en la frustración. Las relaciones del Mediterráneo europeo con su entorno más próximo obligan, a juicio del exresponsable de la Agencia de Cooperación, a realizar un esfuerzo en la "sensibilización y educación de las poblaciones receptoras" de inmigrantes.

En el capítulo empresarial, la vicerrectora de Acción Transversal de la Universidad de Oviedo, Eugenia Suárez Serrano, apuntó que aquellas empresas que apuestan por la responsabilidad social en su gestión pueden aumentar hasta un 10% su productividad, un ámbito en el que la docente cuenta con una destacada trayectoria investigadora. Y agregó que las buenas prácticas empresariales "son buenas para el conjunto de la sociedad y también para los acciones". Suárez instó a cambiar las acciones filantrópicas por otras vinculadas a la aminoración de sus efectos negativos de la empresa en su entorno y advirtió que el desarrollo sostenible "abre nuevas vías de negocio".

Para Laura Pérez Macho, periodista, politóloga y responsable de comunicación de Cogersa, el reto pasa por alentar a las empresas a "ser capaces de producir lo que necesitamos sin producir tantos residuos". En el mundo, explicó, 3.000 millones de personas carecen de acceso a instalaciones de gestión de residuos. "El problema a escala mundial es el fraude en el transporte de la basura", aseguró Pérez Macho quien detalló que el desperdicio de alimento es otro de los grandes desafíos. Se desechan 1.300 millones de toneladas al año, que representan un tercio de lo que se produce. Además, cada ciudadano europeo genera 179 kilos de basura al año, de ahí la importancia de "implicar a los gobiernos para fomentar un cambio en la gestión de residuos".