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Pajares, un agujero sin uso de 3.500 millones

LA NUEVA ESPAÑA desvela el interior de la Variante, donde sólo faltan las vías

La embocadura de los grandes túneles, sin rastro de obras.

Las constructoras de la variante de Pajares han reactivado las obras de contención de la ladera inestable de las cercanías de Campomanes. Es el punto crítico de la actuación desde el plano técnico y su adecuación llevaba varios meses al ralentí a la espera de que se habilitase un nuevo vertedero para depositar el material procedente de los grandes movimientos de tierra que se están llevando a cabo. Sin embargo, la actividad en el resto del trazado asturiano y en el gran túnel bajo la Cordillera es nula, debido al desencuentro entre el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) y Dragados, la empresa encargada de poner las vías, que reclama más dinero para acometer el proyecto.

Los trabajos del nuevo acceso ferroviario a la región dieron comienzo oficialmente en febrero de 2004, hace ya más de doce años. Según el primer calendario del Gobierno de Aznar, debería estar en servicio desde 2010. De acuerdo con el del PSOE de Zapatero, en 2009. Los técnicos estiman hoy que no abrirá, al menos, hasta finales de 2017.

Las obras de contención del talud de Campomanes han obligado al Adif, organismo dependiente de Fomento, a aplicar una inversión adicional que ya supera los 31 millones de euros. Expertos que conocen a la perfección el proyecto y las características del terreno aseguran que lo mejor hubiera sido salvar esa zona -conocida popularmente como L'Argayón- con un paso subterráneo, a la vista de que, en su momento, ya obligó a cambiar el trazado de la autopista del Huerna a la otra ladera del valle.

La actividad de las máquinas y el incesante trasiego de camiones en el entorno de la ladera contrasta con la paralización absoluta de la actividad en la vertiente asturiana de los grandes túneles. Ambos pasos están cerrados con una verja para impedir el acceso a su interior, sin que haya rastro de operarios ni de maquinaria ni dentro ni fuera de los tubos. Los graves problemas de filtraciones de agua están controlados y todo está listo ya para la instalación de las vías. Sin embargo, la empresa adjudicataria ha renunciado al proyecto tras no conseguir del Adif una compensación económica por el retraso que supone el hecho de que en la ladera de Campomanes no esté lista todavía la plataforma ferroviaria para colocar los raíles. Los expertos alertan de que una repetición del proceso de licitación generaría un retraso de un año y levaría la apertura del túnel hasta bien entrado 2018. Fomento guarda mutismo sobre el futuro de la Variante y no ofrece fechas ni para retomar las obras de las vías ni para inaugurar el trazado.

Los dos grandes túneles bajo la Cordillera se excavaron entre 2005 y 2009, dentro de los márgenes contenidos en los contratos, pese a las numerosas dificultades a las que tuvieron que hacer frente las cinco tuneladoras que intervinieron en la perforación de estos dos tubos gemelos, de 25 kilómetros de longitud cada uno. Así, por ejemplo, la inestabilidad del terreno provocó importantes averías a unas máquinas que también tuvieron que detener su avance al atravesar zonas con grisú. Con todo, el agua fue el adversario más duro para los "topos". Acabar con las filtraciones ha costado 250 millones de euros.

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