Los carteles electorales estaban aún a medio arrancar a la vuelta de la esquina, en la plaza del Comercio. Había este año mercancía fresca, material de sobra para levantar la ironía mordaz de l'Amuravela, el sermón laico que ayer, a plaza repletísima en La Ribera, debajo del anfiteatro y frente al puerto de Cudillero, con sol de jersey en la cabeza y calor suave, echó al aire la acidez del humor pixueto con cargas a mano abierta para políticos de todo signo, caña a la "currución" y un punto de amargura al llegar a las penas de los pescadores asturianos o a las que sufren los refugiados en las fronteras de la UE. En medio, San Pedro también oyó a Cesáreo Marqués reírse en pixueto de casi todo, hacer verso corrosivo e irreverente de la actualidad local, nacional y global e ir y volver en media hora de Cudillero al resto del mundo. Fue su prédica del deterioro del "camín que subi al Faru" a los atentados terroristas de París y Bruselas, o de la "prubitú" de las fiestas patronales -organizadas en el Ayuntamiento y asumidas por la cofradía de la Semana Santa tras la disolución de la de festejos "por falta cuartus"- a la permanencia del Sporting y a la menos jubilosa estabilidad deportiva del Oviedo.

Tanto había este año que contar que Marqués, autor y recitador desde hace 36 años del versificado en pixueto que en el día de su onomástica pone a San Pedro al día de la actualidad del año, se permitió pasar de largo por el resultado electoral. No podía con más. "Comu foi isti dumingu / ya istu unda vei pa llargu, / de la resulta final / falareiti pa outru añu". Pero no se podían librar de su embate los políticos, y no se libraron. Porque hablando de política, enlazó el recitador, "pa llorar ya, San Pidrín, / todu lu que ta pasandu". Encaramado a la popa de una barca subida a tierra firme, camisa de mahón y boina en la mano, Marqués entonó el repaso de los seis meses que ha pasado España sin "que naidi garrara el mandu". Fue, según su versión, más o menos así: "Rajoy comu'l avestruz, / viandu comu pasa el tiampu, / Pedru ya Pablu a la griasca / en sin ponesi d'acuardu, / ya Albertu entre dos aguas, / d'acá p'allá navegandu".

"Yo asperu que nun mi apliquin", venía de decir con sorna, "la ley mordaza isti añu, / pos la llibertá dependi / de quian nus tea gobernandu / ya po lus visus, patrón, / aquí hay muchu ordenu y mandu". De políticos había, aquí también, mayoría del PP, a la cabeza el Alcalde, Ignacio Escribano, y tres diputados autonómicos. Hubo en la tribuna quien aplaudió sin entusiasmo y esbozó una sonrisa de compromiso mientras la multitud festejaba a carcajadas aquella ocurrencia de Marqués sobre la "currución". "Cada día un casu nuavu", declamó, "apaez de tar robandu / ya cobrandu comisionis / amás de privaricand. / Por llibrasi nun si llibra / ni el partiu del gubiarnu, / que tinían caja B / sigún si ta demostrandu".

Pasaron por l'Amuravela la Infanta Cristina, Iñaki Urdangarín y Manos limpias -"n'el banquillu lus sentarun, / pa m'idea que nun dibían / tener muy limpias las manus, / nin tampoco al paicer / lus que a ellus dinunciarun"-. Pasaron Jordi Pujol y sus millones en Suiza y llegó la explicación más celebrada por la nutrida concurrencia. Para que San Pedro, su imagen a la izquierda del recitador, entendiese el concepto, Marqués se lo explicó con un ejemplo de su época: "¿Alcuardasti tú del día / cuando priguntou Pilatus, / si lliberaba a Jesús / o Barrabás iba sualtu? / Bien sabis lu que pasou / ¡que al lladrón lu lliberarun! / Pos dus mil añus dispuás / lu mesmu tamos faciandu, / iligimus a lladronis pa que nus tean gobernandu".

Para entonces, el acto central de las fiestas de Cudillero había tocado ya el asunto esencial, el "sostentu nuastru", la pesca. Había lamentado el agravio de los cupos de xarda y quejarse, diciéndolo como él, de que "entre cupus ya vedas / bian nus andan afogandu. / (...) ¿Por qué, si a outrus lis sobra, / comu pasa co lus vascus, / nun nus puadin dar a nos / lu que ellus nun pescarun?" "Ta muy bian lu del tourismu, / peru antis ya el pan nuastru", remató Marqués entre "bravos", avanzando de frente hacia el futuro incierto del concejo. "Vei pensando, santu hermosu", añadió con desconsuelo, "qué vas facer pa ayudanus, / que Cuideiru nun yá ya / nin la metá qu'era antañu".

Por todo eso, tal vez, venía el patrón mayor de la cofradía de pescadores, Salvador Fernández Marqués, de recibir para los marineros el homenaje colectivo del pueblo con el duodécimo galardón "San Pedro", el del vigésimo quinto aniversario de la Cofradía de Jesús Nazareno, que se ha hecho cargo de las fiestas tras la disolución de la comisión por problemas económicos. Tal vez por eso también aludió el recitador al desplante de Mariano Rajoy, que en la campaña electoral del 20-D había programado una visita a Cudillero, pero al barruntar protesta pesquera "debeu garrar miadu / ya cambeou l'itinerariu. / ¡Foisi pa Cangas d'Unís / pa rifugiasi en Pelayu!". "Lu pior", añadió Marqués, "qu'el nuasu alcaldi / marchousi pa acompañalu, / dexandu a lus mariñeirus / abandonaus en el puartu".

Aquella dosis de amargura que se hizo un hueco entre la ironía de la prédica sirvió también para hacer aplaudir contra la UE y su trato a los refugiados. "Que lus tianin a lus probis", y se puso serio el recitador de l'Amuravela, "en lus campus acinaus, / ¡lus animalis n'as cuadras / tan munchu mijor trataus! / Ya prisumimus d'Uropa, / de mundo civilizau, / de progresu, de riqueza, / ¡na más somus un mercau! / que compramos ya vendemus, / peru deshumanizaus".

Contó Marqués anécdotas del pueblo, pasó páginas tristes de un pasado municipal desagradable y se extendió en las peticiones a los nuevos inquilinos del Ayuntamiento. Habló de la inflación de terrazas en plaza de La Marina, que rebautizó "La Misina". Reclamó "que de las fontis ya'l grifu / beber el agua podamos, / que si arreglin comu podan / pa en puartu nuavu bañanus, / que nun nus falti la lluz / ni en l'iviarnu ni n'el vranu", y así hasta que añadió uno más a los tradicionales vivas a los nueve santos que habían acompañado en procesión a San Pedro desde la iglesia hasta La Ribera por la capilla del Humilladero: "Que vivan en la cárcil lus que nus tan arrobandu".

Respiraron los políticos, presentes y ausentes, cuando la traca final lo que destrozó fueron las cabezas y los cuerpos enteros de los "xigantes", el pixueto y la pixueta de mentira que flanqueaban la barca y que explotaron con sonoro artificio pirotécnico para regocijo de la concurrencia.