Oviedo, José A. ORDÓÑEZ

Vueling cambia el rumbo para poner coto al cúmulo de retrasos y cancelaciones que registran sus aviones desde hace unas semanas y que se está dejando notar con fuerza en la conexión entre Asturias y Barcelona, operada en solitario por esta compañía desde que Ryanair la abandonó en 2013. Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA de fuentes del sector, la aerolínea ha puesto en marcha un plan para acabar con una concatenación de incidencias que achaca a "problemas operativos internos" y a las recientes huelgas en Francia e Italia. Refuerzo de personal y cambios en la gestión de la programación centran los esfuerzos de Vueling para normalizar su servicio con la máxima urgencia.

Por lo que respecta a las operaciones, Vueling incrementa el tiempo de escala en los aeropuertos entre un servicio y otro, con el objetivo de evitar que los retrasos se vayan acumulando a lo largo del día, así como para mejorar los procesos de embarque y de desembarque de los pasajeros. Además, adelanta la apertura de puertas de los aviones e incrementa la plantilla de tripulaciones, en base a procesos de selección como el celebrado en Oviedo en mayo. Por lo que concierne a la atención al usuario, la aerolínea ha incorporado equipos de apoyo en los principales aeropuertos, ubicados tanto en los puestos de facturación como en los de embarque, y ha incrementado la asistencia al cliente.

Vueling espera que todas estas medidas le permitan recuperar los "niveles de servicio habituales", algo que, de momento, no parece haber logrado, ya que la semana volvió a cerrarse con notables retrasos. Por lo que se refiere a Asturias, han afectado especialmente a las rutas con Barcelona y con Londres-Gatwick. A la vista de la situación, la Agencia de Sanidad Ambiental y Consumo del Principado recuerda a los pasajeros afectados por demoras y cancelaciones de vuelos que tienen derecho a asistencia y al cobro de indemnizaciones.

Consumo recomienda a los usuarios que sufran este tipo de incidencias que se pongan en contacto con la compañía o con la agencia en la que hayan adquirido el billete o el viaje combinado para conocer la situación de los vuelos y servicios que hayan contratado. En caso de cancelación, el pasajero puede optar entre la devolución del coste íntegro del billete y un transporte alternativo hasta el destino final. Además, tiene derecho a una compensación de entre 250 y 600 euros por persona, en función de la distancia a recorrer, salvo que la aerolínea informe con una antelación de dos semanas o que la supresión del servicio se deba a circunstancias extraordinarias, como el mal tiempo.

La compañía aérea también está obligada a facilitar asistencia a los pasajeros afectados por un retraso hasta la salida del avión. En caso contrario, Consumo recomienda guardar todos los justificantes de gastos -del hotel o de las comidas- para solicitar su reembolso. En el caso de tres horas o más de retraso, y cuando el vuelo tenga como origen o destino cualquier aeropuerto de la Unión Europea (UE), el usuario debe recibir la misma compensación económica que si se tratase de un vuelo cancelado.

Los afectados por retrasos o cancelaciones deben dirigir su reclamación a la compañía. Si en el plazo de un mes no obtienen una solución satisfactoria, pueden presentar una denuncia ante la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Si la aerolínea siguiera sin atender la reclamación, al cliente le queda la vía judicial.