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La guía secreta de Asturias

El monasterio siempre espera

Las ruinas del templo de la Virgen de Tina, en Ribadedeva, son visitadas por los amantes de la historia, del paisaje y de los lugares que transmiten buena energía

El monasterio siempre espera

Las sombras de los árboles, la frescura del camino, son una auténtica bendición cuando el calor es extremo y se decide volver, una vez más, a visitar uno de los lugares más interesantes y, al tiempo, bellos del concejo de Ribadedeva. Se trata de las ruinas del monasterio de Tina. Tanto el camino que lleva hasta allí como lo que queda del templo siguen causando la admiración de quien lo contempla por primera vez. El paseo es un sano ejercicio para el cuerpo y para el alma. Algo tiene el lugar que se percibe, un sosiego sólo roto por el canto de los pájaros o el golpeteo del mar en los acantilados. Casi ni el aire, entre las ramas de los árboles, se hace oír. Si acaso sólo se escuchan los pasos propios sobre las hojas secas o las conversaciones lejanas de dos o tres personas que, también seducidas por el entorno, buscan su foto de un día que a buen seguro no olvidarán.

Desde la emita de San Emeterio, en Pimiango, sale a la derecha un caminín que se interna en un pequeño bosque al final del cual se accede a un sendero habilitado para el turismo, tanto en firme como con pasamanos en algunos tramos, que conduce finalmente hasta este hermosísimo lugar donde se cuenta que, muchos siglos atrás, se detenían a descansar los peregrinos que hacían la ruta por la costa hacia Santiago de Compostela. Esta construcción está datada en un documento del año 932, aunque la fábrica que hoy se conserva es del siglo XIII. La iglesia sufrió, con el tiempo, diferentes remodelaciones históricas. A la fábrica románica pertenece el ábside, formado por tres pequeñas capillas semicirculares abovedadas de las que la central es la más ancha y alta.

Las tres capillas se abren a una nave única de dos tramos, separados por un arco de fábrica más tardía, que se desplomó a finales de los noventa y fue reconstruido en las obras para consolidar este edificio en los años 2005 y 2006. En este templo están documentados más de 20 enterramientos y se conservan dos sarcófagos de piedra; el que tiene decoración geométrica y vegetal está en el Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo, y el otro, sin decoración, se encuentra en el interior del recinto.

El lugar también invita a adentrarse en el encinar y descubrir, allá al fondo, donde la luz es más intensa, el mar y los acantilados, que ofrecen unas vistas impresionantes. El sosiego y la tranquilidad que allí se respira contagia a algunos viajeros que, para dejar constancia de ello, escriben deseos en papeles que luego dejan en una oquedad, en el ábside. Entre los mensajes había uno escrito con letra infantil y algún tachón que decía: "Deseo que mi mamá encuentre trabajo".

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