La anunciada reducción de un cuarto de hora en el tiempo de viaje del Alvia entre Asturias y Madrid, por la entrada en servicio del sistema de seguridad específico del AVE (ERTMS) de León a Valladolid, tendrá que esperar. Estaba prevista para septiembre, pero fuentes ferroviarias afirman que los técnicos aún no han completado la instalación de los dispositivos y que tampoco se ha impartido aún la formación necesaria a los maquinistas.

Aunque no hay fechas concretas, las fuentes consultadas apuntan a "finales de año" como el plazo más razonable para que el sistema esté listo y se pueda rebajar el desplazamiento en tren de Asturias a la capital, que no baja ahora de las cuatro horas desde Oviedo y de cerca de las cuatro horas y media desde Gijón. El tramo del AVE entre Valladolid y León, con una longitud de 169 kilómetros, fue inaugurado a finales de septiembre de 2015 por Mariano Rajoy con un equipamiento de control de la circulación menos exigente que el específico para los tendidos de Alta Velocidad. Se trata del denominado ASFA, que limita la velocidad de los Alvia de la línea Gijón-Madrid a 200 kilómetros por hora. Una vez que se active el ERTMS, los trenes de Asturias podrán alcanzar los 250 kilómetros por hora entre León y Valladolid, la misma velocidad a la que transitan ya desde la capital pucelana a Madrid. ¿Qué supondrá en tiempos de viaje? Un recorte de en torno al cuarto de hora que permitirá a los convoyes sin paradas intermedias recorrer el trayecto entre Oviedo y Chamartín en 3.45 horas, y desde Gijón en cuatro horas y diez minutos.

En el caso de los AVE "puros" que conectan León con Madrid, la instalación del ERTMS hará que la velocidad de los trenes hasta Valladolid se incremente de los 200 kilómetros por hora de la actualidad a más de 350, permitiendo que el viaje a la capital baje de 126 a 105 minutos.

"Fondo de saco"

Pese a la anunciada rebaja en el tiempo de viaje, el trayecto en tren a Madrid sigue lastrado por el "fondo de saco" de la estación de León, que obliga a los trenes de Asturias a perder hasta 20 minutos en maniobras de entrada o de salida de la terminal, o a circular con el pasaje en el sentido contrario al de la marcha entre Gijón y la capital de la provincia vecina. El proyecto de integración ferroviaria que incluye su erradicación fue adjudicado en abril, pero la obra no arrancó.