Es el día más esperado del año en Covadonga, y se nota. El personal del Real Sitio lleva más de un mes trabajando duro para que todo salga hoy a pedir de boca durante la misa en honor de la Santina que el Arzobispo preside al mediodía en la Basílica. Y es que son los trabajadores del Santuario los que se encargan personalmente de cada detalle de la celebración, desde la decoración floral hasta el protocolo procesional.

El jardinero Pepín Galán se encargó ayer de coger los espinos con los que el sacristán José Ángel Vecino decoró el altar mayor. La tarea de poner en cada espino una margarita blanca comenzó tras la novena y se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Vecino también adornó con rosas blancas la imagen procesional de la Virgen que las Teresianas se encargaron de vestir con su tradicional manto rojo. El sacristán Tomás Camblor se hizo cargo de las velas, de atender las peticiones y organizar las andas, mientras que el responsable del museo, Javier Remis, se encargó del protocolo y custodió la corona con más de mil brillantes que, de manera excepcional, abandonará hoy las instalaciones, custodiada por la Guardia Civil. Al igual que el abad de Covadonga, Juan José Tuñón, todos coinciden en señalar que "el esfuerzo merece la pena y emociona ver a tanta gente disfrutando del Día de Covadonga".